-Para esas mujeres que tienen que aguantar que en el trabajo sus jefes o sus compañeros de trabajo se dirijan a veces a ellas con vocativos como “chocho”, “chochi” o “chochete”. El trabajo no es la familia…
-Para esas mujeres que no pudieron estudiar mientras que sus hermanos varones sí lo hicieron (pero eso sí, “que letra más bonita y redondita tiene”)…
-Para las mujeres que cuando piden opinión a su pareja con la ropa que van a comprar en lugar de “¿qué tal me sienta?” tienen que preguntar “¿entonces lo ves…?”.
-Para esas mujeres que ven cómo sigue habiendo un tipo de hombre —incluso amigo suyo— que inconscientemente (o no) por sistema las corta y no les deja terminar cualquier cosa sobre la que estén argumentando.
-Para esas mujeres que atienden al público y que, incluso con una carrera, de entrada tienen que aguantar el inefable ‘mushasha’…
-Para esas mujeres que trabajan de camareras y que lo mínimo que escuchan del baboso desconocido de turno es “guapa esto” o “bonita lo otro”…
-Para esas conductoras de autobús (y de taxi) que todavía hoy captan alguna mirada o escuchan algún comentario…
-Para las que cuando van solas en un autobús o un tren casi vacío tienen que aguantar que se les siente justo al lado un tipo con tendencia a la charla y a despatarrarse…
-Para esas mujeres que si un día van más arregladas al trabajo —permítaseme la convención— tienen que escuchar esa idiotez de “¡pero si tiene piernas!”.
-… Y al revés, para las que van a trabajar habitualmente en tacones porque les sale del mismísimo y también tienen que soportar comentarios.
-Para las que tienen que oír todo tipo de gilipolleces y bordadas cuando van solas por la calle.
-Para esas mujeres que tienen que soportar que se dé por supuesto que no entienden de fútbol, de coches, de vino…
-…Y en consecuencia ven cómo siempre que se abre una botella se le da a catar el vino al varón.
-Para las mujeres cuyas parejas piensan que la maternidad viene acompañada de algún curso de pediatría.
-Para esas mujeres que, cuando un hombre dice una palabra o una expresión malsonante en una reunión, además tienen que escuchar luego la pollada de “con perdón de la señora”.
-Para esas mujeres maduras que ven cómo en su casa llega un momento en que cuenta más la opinión de sus hijos varones en edad zangolotina que la suya…
-Para las mujeres a las que su pareja les maneja el dinero.
-Y también, claro, este artículo va para esas periodistas que ven cómo sus jefes las mandan siempre a temas sociales, de sanidad o de educación, dejando la política o la economía para sus compañeros varones.
-Para todas ellas y también para todos ellos…