Agosto viene del latín “augustus”, nombre del primer emperador romano Octavio César Augusto -sobrino nieto de Julio César-, en cuyo honor se renombró el sexto mes del calendario, llamado “sextilis”. “Augustus” significa “venerable”, “respetado”, en griego Σεβαστιάς.
Sabemos que no es un mes apropiado para rigores térmicos ni gastronómicos, y, mucho menos, para el propósito de enmienda o para abordar rotos y estropicios sentimentales. Agosto el venerable doblegará tu voluntad y la tirará por los suelos. Y te quitará la poca sensatez que te van dejando los videos cacerolos de Youtube.
Son días favorables a la misantropía y al enfado generalizado con el mundo, en especial – en Huelva y Cádiz- con el mundo sevillano. La expresión “huir de este mundo” cobra en este mes su sentido más radical y urgente: un sevillano dicharachero solo te parecerá gracioso con muy buena temperatura, y no siempre.
Así lo dejó dicho el poeta paisano, Antonio Machado:
Sevilla sin sevillanos, qué maravilla.
Verso que es, sin duda, una hipérbole machadiana (no hay cosa más exagerada que un poeta o un amante). Aunque estas pullas las reciben no solo los “miarmas”, sino todos los que pertenecen a alguna capitalidad, de manos de los “quillos” y catetos, provincianos de todas las capitales. Pero don Antonio conocía el percal hispalense, fetén.
Este año a las personas que no nos ha dañado directamente en la salud o en los recursos económicos (todavía, toca madera), el virus corona/corinna nos está dificultando las actividades vacacionales. Lo que supone una ayuda para estimar lo más importante, aquello que se aprecia a solas y con poco ruido: el silencio, un buen café y las relecturas olvidadas. Un lujo regalado.
Que no puedas ir a Valdelagrana, a Rota, a Chipiona, a Isla Antilla o Matalascañas, a las playas de Sevilla…es una bendición del Señor en agosto.
Aunque mi amigo el Culebra, que es del Parque Alcosa y del Betis, se empeña en convertirme a su fe: “A mí me ha convencido el terrapalanganismo, pues si la Tierra fuese plana y no tuviera la forma de una palangana, el agua se caería por los bordes. Rebosaría, claro. Lo que pasa es que te quieren poner un bozal quirúrgico y obligarte a obedecer el pensamiento único terraredondista. Todo el mundo pensando que la tierra es redonda, esclavos de la ocurrencia de Galileo. Pues no nos da la gana. Qué pasa... Yo del Betis y terrapalanganista, qué doló de mí, mi arma.
Entre el cambio climático ese, (que es lo que siempre ha sucedido toda la vida de Dios, pero retransmitido por televisión a cámara rápida para asustar y meter miedo), y el negocio que quieren hacer los chinos con las vacunas que ya están infectadas con los microchips de Bill Gates…no sé yo cómo va a acabar este agosto.
¿Qué los polos se derriten? Sí. Si los dejas al sol, se derriten. Como todo. Primero se derriten y después, si hace frío, se vuelven a congelar. Efectivamente. Lo que pasó en las glaciaciones, hombre. El universo es sabio, cuando hace calor las cosas se derriten y se congelan cuando hace frío. Lógico.
Lo mismo que le pasó a don Juan Carlos -emérito augusto- con la señora Corinna Larsen, que se acabó derritiendo. Y luego, en Londres, cuando no le quiso devolver los 65 millones saudíes, pues se fue enfriando. Normal. Como los polos. Pero, nada, nada, una tontería, “ciertos acontecimientos pasados de su vida privada”. Pues claro. ¿Cómo va a huir de un reino el rey del reino? Utiliza la lógica, criatura.
¡Cambio climático! ¡Pandemia! ¡Mascarillas! ¡Vacunas! ¡Mentiras del chino y de Bill Gates para controlar el mundo metiendo miedo!
No hagas caso -me dice mi amigo el Culebra-. Tú, como el presidente de los Estados Unidos de América, tómate un pelotazo de lejía Los Tres Sietes, de vez en cuando, y te quedas niquelao. Lo que yo te diga. Míralo en el Yotube…y quítate ya ese bozal quirúrgico, criatura. Con un par. Las cosas del Youtube y de mi amigo el Culebra".