“No soy músico; el concepto que la gente tiene de mí está muy desfasado”, declaraba Patti Smith en una entrevista en el Telegraph británico.
“No soy músico; el concepto que la gente tiene de mí está muy desfasado”, declaraba Patti Smith en una entrevista en el Telegraph británico, en octubre. Y es verdad: la madre del punk es mucho más que eso. Patti Smith es poeta, escritora, músico; es una artista. Y va más allá: en la misma entrevista confiesa que ella se ve a sí misma más como escritora que como músico. Ahora acaba de publicar un libro, M Train en inglés, unas memorias cargadas de pasajes de reflexión personal, sin aparente conexión entre ellos.
Con su libro Just kids (Éramos unos niños en castellano), Patti Smith conquistó a lectores de medio mundo. La historia de su relación con el fotógrafo Robert Mapplethorpe, de su llegada a Nueva York, de su relación con personajes tales como Allen Ginsberg o Andy Warhol, encandiló a muchos, y con él recibió los National Book Award y National Book Critics Circule Award estadounidenses.
La creadora de ese mítico People have the power es mucho más que rock&roll, y paradójicamente por ello es por lo que es más conocida. Al menos en nuestro país. De hecho, en Nueva York (donde hasta hace poco tenía su mesa favorita en la esquina del Café Ino, ahora cerrado, en el Village, cómo no), es conocida también ampliamente por su labor como artista de performance.
De hecho, sus primeros pasos en el mundo del arte fueron así, recitando en solitario sus escritos. En los primeros años de los 70, Smith se dedicó a escribir y publicó su primer libro de poesía, Seventh heaven, en 1972. Es la suya una poesía directa, que se debe leer en inglés, que reposa tranquilamente en las vivencias que ha experimentado la artista a lo largo de su vida, más que en un talento poético sobrenatural. Uno de sus poemas más famosos es el que dedicó a Edie Sedgwick, la musa de Andy Warhol, en esta primera etapa, y que se titulaba así, Edie Sedgwick:
“I don´t know how she did it. Fire
She was taking all over. It took
her hours to put her make-up on.
But she did it. (…)
I never got a chance with her
though I really asked her
down deep
where you do
really dream
in the mind
(…)”
Otros dos libros siguieron a este, todos con pocas copias vendidas pero con una gran aceptación de la crítica. Aunque siguió escribiendo, durante los 80 y 90 se concentró más en su carrera musical; y con la llegada del siglo XXI, se centró en sus memorias. Just Kids y M Train son los nuevos pasos de un camino vital plagado de arte, personajes fascinantes, influencias, literatura, música y que se enorgullece de haber tenido “completa libertad artística”. Una heroína del siglo XX.