Un clásico. Cada año, por estas fechas, a punto de cerrar ciclo y abrir otro, somos muchas las personas que nos planteamos un cierto “reseteamiento” para comenzar el nuevo periodo vital con metas o perspectivas distintas. Ello no significa, necesariamente, que se hayan hecho las cosas mal hasta el momento, pero sí puede ser señal de que nuestro cuerpo nos pide un cierto cambio de rumbo. Quizá no un viraje brutal, pero sí una maniobra importante. También se trata de aprovechar las oportunidades que pueden darse y que, quizá, hasta este momento, no teníamos. Podríamos, incluso, clasificar nuestras perspectivas para el próximo año, simulando una matriz DAFO casera.
Por ejemplo, dentro de poco más de 24 horas podremos viajar en coche hasta Sevilla por lo que antes era la AP-4, me pregunto si seguirá llamándose así a partir de ahora, sin realizar ningún tipo de desembolso económico –más allá del coste de nuestro carburante, obviamente. Se trata de un hecho histórico, pero en nuestra DAFO de gran oportunidad, por ejemplo, para frecuentar más a menudo la capital andaluza; incluso de una fortaleza, si hasta ahora ese transporte constituía un coste fijo al que ya no tendremos que hacer frente. También es una verdadera oportunidad, en este caso para la zona rural, la finalización –dicen que en febrero, por fin- de la carretera de Cortes.
Décadas de reivindicación, promesas incumplidas, retrasos y acusaciones políticas cruzadas llegan a su fin con la conclusión de una vía y la apertura universal de la otra.
Piensen ustedes ahora, si es que se plantean nuevas perspectivas para el 2020, en sus propias debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades. Si les gusta comer en exceso –como a mí-, como una debilidad; si son constantes, por el contrario, en perseverar en sus objetivos, como una fortaleza; si la edad puede ser una oportunidad, o una amenaza, por ejemplo, en la búsqueda de un empleo, si están en ello.
Hacer deporte o más deporte, dejar de fumar, aprender algo nuevo, perder peso y hacer dieta, comer más saludable (que no es lo mismo) o ahorrar están entre esos objetivos que nos planteamos con más frecuencia de manera colectiva y, sin embargo, estadísticamente, sólo un 8% es capaz de cumplirlos. ¿Quizá porque no somos realistas respecto a nuestras propias posibilidades?¿quizá porque no somos conscientes de nuestras capacidades y simplemente abandonamos porque creemos que no seremos capaces de “lo que sea”?
Que cada quien se responda como pueda. Les propongo que este año, en vez de pensar tanto en lo propio, seamos más globales y pensemos en el planeta. Podemos plantearnos reciclar más o, simplemente, reciclar si no lo hemos hecho hasta ahora y separar los residuos por tipos. Ser más cuidadoso con el agua, limitando el tiempo que empleamos en la ducha (pónganse de fondo una canción que les guste) y cerrando el grifo entre sus usos al lavarse los dientes o fregar. O limitar las emisiones a la atmósfera, cambiando el coche por la bicicleta o por trasladarse andando, cuando sea posible. Tienen donde elegir.
A ver si este año damos con la tecla y realmente somos capaces de cambiar “alguna perspectiva” de los próximos 365 días. Suerte.