Siempre se ha dicho que el flamenco es, junto con el vino y el caballo, una de las características más genuinas de Jerez. Y de las tres, es la más democrática porque para producir vinos o poseer caballos ha sido siempre necesario ostentar una posición económica de la que la gran mayoría de los jerezanos carecemos. El flamenco, en cambio, ha estado siempre vinculado las clases sociales más populares.
El flamenco es, por tanto, una de las señas de identidad de Jerez. Y gracias a él nuestra ciudad ha sido considerada, desde antiguo, como uno de los lugares donde los gitanos han conseguido un nivel de integración más elevado. Quizás por eso se ha dicho en muchas ocasiones, como piropo, que Jerez es una ciudad muy gitana. Porque los gitanos han sido en nuestra ciudad los grandes protagonistas del flamenco. Y no solo, también hay, y han habido, muy buenos artistas flamencos gachós que, en nuestra tierra, en cierto modo se han agitanado.
Nuestra ciudad presume con razón de un espléndido y vigoroso tejido asociativo relacionado con este mundo: las peñas flamencas. Es la sociedad civil organizada en torno a este hermoso arte. Y desde hace más de veinticinco años acoge, desde las más variadas procedencias, a miles de fieles de esta manifestación artística en el encuentro anual, envidiable estandarte, que es el Festival de Flamenco de Jerez. Y no podemos olvidar la Fiesta de la Bulería ni sus epígonos en forma de Viernes Flamencos, eventos de los que venimos disfrutando desde hace tantos años.
Sin embargo, no es suficiente. Jerez es conocida en el mundo entero por su forma de protagonizar el flamenco, un flamenco que nace de sus dos barrios más señeros: Santiago y San Miguel. Sus dos barrios más gitanos y más flamencos, y donde además, a mayor gloria, payos y gitanos han ido históricamente de la mano. Y tienen, además, una fuerza desconocida en otras ciudades: se es de Santiago o de San Miguel, porque de allí son nuestros mayores y en ese barrio nos reconocemos.
Pero la situación actual de estos territorios deja mucho que desear. Y es hora de que Jerez apueste por la recuperación de los barrios que le han dado fama mundial. La situación de deterioro y abandono llega a resultar indignante. Con estos barrios Jerez tiene una deuda histórica, por justicia social, por sensibilidad cultural y porque pueden constituir un atractivo turístico de primer orden. El flamenco debe volver a sus territorios originales. Ninguna otra ciudad en el mundo tiene más méritos que la nuestra para convertirse en el Parque Temático del Compás.
La situación del Barrio de Santiago parece la más deteriorada, por lo que este humilde opinante propondría la elaboración de un plan, El Plan Santiago, que podría contemplar, entre otros, los siguientes puntos:
- Recuperación de la seguridad ciudadana, especialmente en las calles Nueva y Cantarería.
- Eliminación de los puntos de venta de drogas e incremento de la presencia policial.
- Realización de un estudio urbanístico que apueste por la recuperación de la vivienda en el barrio y permita la habitabilidad del mismo. (Determinación de edificios en ruinas, solares abandonados o sin uso, rehabilitación y/o construcción de obra nueva, etc.).
- La implantación de servicios públicos en el territorio como apoyo a su normalización.
- Realización de un estudio sobre la forma de vida, usos y costumbres de Santiago, mediante entrevistas solventes a los mayores originarios del barrio (cuestionarios antropológicos bien definidos, selección de un buen número de mayores –en torno a cien-, y documento de conclusiones en formatos diversos –papel, digital o audiovisual,etc.-, que podría formar parte del patrimonio de la ciudad.
- Elaboración del Álbum de los Artistas Flamencos de Santiago, que además de su valor en sí, facilitaría a los investigadores el estudio del tejido flamenco del territorio.
- Celebración anual del Festival Flamenco del Barrio de Santiago, acompañado de actos de recuperación de las costumbres, musicales, gastronómicas, etc.
- Creación del Consejo del Barrio de Santiago, como canal de participación ciudadana a través del tejido asociativo de Santiago (asociaciones de vecinos, peñas flamencas, empresarios de la zona, etc.).
- Establecimiento de un punto de encuentro de las gentes del barrio, no solo para los residentes, sino también para los exiliados originarios del barrio y sus descendientes.
Y luego habría que poner el foco en San Miguel, barrio que adoro. Estas ideas son una humilde aportación nacida de un sueño noble, de un amor profundo a Jerez y de una firme convicción de que nuestra ciudad puede y debe reinventarse fomentando sus particularidades socioculturales. El tiempo nos dirá.
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