¿Por qué Andalucía no reivindica su identidad cultural? Porque a las y los andaluces no nos parece que haga falta. Es la andaluza la única identidad con hábitat territorial y sin idioma propio con fama explícita universal. Sí, ya sé que es con la que España se “vende” culturalmente en el extranjero, yo no sufro por ello; la cultura no tiene propietarios, así que hablar de apropiación cultural es un sin sentido.
La identidad cultural andaluza mezcla tan bien porque nace de la mezcla. En épocas de poder ilustrado se admira, se imita, se adapta y se alea con otras culturas. ¿Cómo si no, podría ser la cultura de una geografía en la que han fundado ciudades las más antiguas y clásicas civilizaciones del mediterráneo?
En épocas en las que el poder está tomado por impostores, la cultura andaluza se muestra como pastiche, subalterna y folclórica. No es culpa nuestra, sí daño colateral de nuestra poderosa identidad cultural. Nos mimetizamos con lo que nos invade hasta el punto de que lo que llega se hace converso a lo andaluz, a contrario, cuanto invadimos lo convertimos sin esfuerzo en nuestro. Lo que más gusta a la cultura andaluza es ese arte del birlibirloque, bajo la apariencia de pureza la lujuria del mestizaje. Si de algo se dice que es puro andaluz se está diciendo que es todo menos puro. Le pasa al flamenco, uno de nuestros dos idiomas junto con la multicromática gama de acentos tan reconocibles como conjunto. Busquen un universo musical más mestizo y con más capacidad de mestizaje que el flamenco.
Cuenta mi madre que en reunión de gentes de muchos lugares gustaba a cada quien vacilar de su tierra, de lo bonita y de las cosas buenas que tiene. Ella no lo hacía de su Granada. Cuando le preguntaban que por qué no esmeraba epítetos de su ciudad tan hermosa, respondía que por eso precisamente, porque Granada está fuera de concurso, no necesita aduladores, ya todo el mundo sabe de su universal belleza.
Eso es lo que tiene la cultura andaluza, su poderío es tal que no necesitamos andar por ahí achicando al resto. Otra cosa es, y eso sí que lo necesitamos, reconocernos colectivamente en ella para que no nos sigan atropellando poderes extraños a nuestra historia milenaria extrayéndonos el jugo, llevándoselo calentito, y dejándonos sin derechos, sin poder, y en cueros con nuestro arte.
El primer renacimiento europeo se dio en Al-Andalus. En los libros de historia de nuestros niños y niña no se estudia, y si algo se dice es para mostrar lo exótico y extranjero (invasor), lo ajeno a “España”. Hace mil años, cuando Londres era un villorrio pestilente y Berlín ni existía, Córdoba tenía iluminación urbana y en Granada se operaba de cataratas.