Consumismo político: Problemas Inventados Vs. Problemas Reales
Van a ser cuatro meses terribles, inaguantables, llenos de miseria que no nos incuben en realidad a nadie. Tanto problema inventado, tan pocas soluciones a tanto problema real. Pasa como con las farmacéuticas, si fabricaran soluciones a problemas reales no habría tanto enfermo, no harían más falta y entonces... tendrían que trabajar. A estos políticos no les conviene una sociedad en paz.
Estos meses se hablará mucho de la violencia y los complejos de Casado, de la insignificancia de Pedro Sánchez, de las retahílas insoportables y las luchas internas de Podemos, de la rapiña, la carroña y la mendicidad de Ciudadanos, de la falsa opresió en Cataluña, o de las invocaciones demoniacas de Vox en sus aquelarres, pero de ningún problema de usted. No, no, ninguno, se ponga usted como se ponga. Nada de esto es problema suyo.
Ningún votante con necesidades materiales tendrá una solución a nada. Como mucho le convencerán que los problemas de los partidos son también suyos, y justo en ese momento usted será también, inexorablemente, un borrego. Porque usted estará permitiendo que, en lugar de hacer para lo que se les paga, que es organizar una sociedad, la desorganicen. Vienen a puerta fría, sin importar quien haya dentro, solo les importa que les compremos sus enciclopedias, seguros o a hablar de la palabra de nuestro señor Jesucristo, pero nada, repito de nuevo, nada que usted necesite.
A falta de contenido y políticos de calidad, que en algún lado tienen que estar, la vida política española se ha espectacularizado, y se está pareciendo más a Sálvame, un programa del que solo se habla de las miserias de los propios presentadores, que a un digno documental de La 2 donde al menos aprendemos cosas.
Una revolución política que ya llega obsoleta
Por más que los ataques de unos a otros nos hagan dudar de la legitimidad de unos partidos contra otros, o le haga echar de menos lo fácil que era vivir con el bipartidismo, esto no es una situación anómala si no tardía.
La atomización de la política española no es más que la evolución natural de las sociedades europeas en cuatro bloques: Izquierda Verde, Social Democracia, Centro Derecha Liberal y Conservadores, con la irrupción de los gremlins de la extrema derecha en Europa en la última década.
Las razones, quizás obviedades como una dictadura de 40 años o una Transición fallida. Esto problemas que seguimos sufriendo a día de hoy han retrasado este cambio político que llega a un país que para más inri no tiene tradición de acuerdo ni consenso, donde la política se ha hecho a golpe de testículo.
Un calendario demoledor
El calendario electoral no invita al optimismo: disolución de las Cortes, 5 de marzo, voto por correo, candidaturas y mesas electorales. Inicio de la campaña electoral: 12 de abril. Que pereza... ¿no están cansados ya? Todavía quedara el plato principal, las elecciones generales: 28 de abril. La Constitución del Congreso y el Senado tendrá lugar entre el 15 y el 23 de mayo, en plena campaña de las siguientes elecciones, las municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo, que serán el postre definitivo para este exceso político.
Esto provoca la típica tormenta perfecta de bloqueo de lo público. Instituciones y administraciones públicas paralizadas por el Procès a ambos lados de la frontera catalana, o por cualquier otro asunto minoritario que puedan sobredimensionar para tapar sus miserias. Si nosotros no podemos hacer política vosotros tampoco. Paralizaremos vuestros presupuestos, e impediremos que hagáis vuestras vidas mientras nuestros amigos están en la cárcel por razones más o menos válidas, mientras nosotros utilizamos a los jueces para ganar unos votos en Castilla.
Si en Cataluña tengo un 2% por ciento de voto pues los utilizo para que en Castilla y León me voten más. Lógica catalana, si soy un partido regional/nacional, como usted quiera llamarse, y solo me votan en Cataluña, el resto de españoles de mientras más lejos mejor son unos hijos de satanás; y mientras tanto la casa sin barrer y no cabe más mierda debajo de la alfombra, ni cadáveres en las cunetas, pero se desentierra antes a Franco que a los casi 50.000 desaparecidos en la Guerra Civil en Andalucia.
El exceso de elecciones hará que todo esto vaya aún a peor, provocando una sobre-sensibilización del tejido político español. Demasiados actores actuando con lógicas estratégicas, desnaturalizando la vida pública y cronificando la violencia verbal y el estado de parálisis que vive esta España post-crisis económica que necesita más que nunca políticos de calidad.
Conclusión
Tanta fiesta de la democracia, tanto cálculo y tanta estrategia electoral, tantos partidos con tanto que perder, con tantos inútiles que no saben hacer otra cosa que vivir mimetizados a costa de nuestros impuestos. Habría que poner límites a estos "politicuchos"en su afán de auto-justificación e impedir concentraciones electorales de esta magnitud que paralizan el buen discurrir de una sociedad inmadura como la nuestra.
Si además nos ponemos en manos de irresponsables, la violencia campa a sus anchas, entre clases sociales y entre territorios. Póngase como ejemplo la inmigración. O como culpar de todo a gente de otro color, porque no pueden votar, porque los que te votan no se identifican con ellos, se aplica ahora entre territorios. Esto evidencia que la unidad de España, fomenta la violencia evidenciando algo que ha salido del debate público, la reforma constitucional hacia un sistema federal. Sí, rompería la unidad de España, pero este matrimonio es completamente insostenible. Es necesario que se rompa para sobrevivir como institución madura y moderna y garantizar la paz social.
Esto demuestra que el sistema político español es todavía inmaduro y en su inmadurez ha imitado las peores costumbres que ha visto por la tele, de mano de la comunicación política de series anglosajonas. España sigue a años luz de la democracia genuina, hemos mejorado, si, es suficiente, no. Sobrevive a duras penas a base de partitocracia elistista que antepone sus propias papas con garbanzos a las nuestras. Cortesanos que nos regalan sus problemas en lugar de proveernos de soluciones, que en definitiva es para lo que les pagamos. En definitiva, políticos que no están a la altura. Políticos de mierda.