Pongamos rumbo a #ProtocoloIbiza con algo de música.
Hay algunas cosas que tendrás que saber si quieres ser el amor de mi vida. No sé cocinar, pero los estribillos se me dan de maravilla si quieres cantar conmigo. Puedes llevarme la contraria, pero no te lo aconsejo. Obviamente, espero mi anillo como agua de mayo.
Siempre te preguntaste qué querría aquella chica que tanto jugó contigo, que se rio de ti porque se le cruzó un cable a la muy… guapa. Por suerte, su plan no salió bien y desapareció.
Sígueme y te sigo en esta rumba. Sírvete una copa, que vamos a bailar. De amor no se muere nadie, y no hay mal que por bien no venga.
Te habrás fijado ya en que con poco me contento, que me vale más la experiencia que su precio. Para algunos snobs sólo soy una loca pobretona que va al teatro a su hora y que no se duerme en la ópera. Qué poco me molesto con la gente a la que odio… Tranquilo, mis enfados contigo no los airearé con mis chicas. Soy una dama vagabunda, pero una dama.
Mi último amor fue un chico que volvió a Nápoles porque echaba de menos los paisajes, los bailarines del lugar y las encantadoras canciones. Algo fallaba… sería el mambo italiano. A mí lo que me encanta bailar es la rumba. Sí, lo sé, todo un tabú. Llorando se fue después de hacerme llorar. Llorando estará, recordando el amor que no me supo cuidar; intentando olvidar nuestra última lambada. Baile, sol y mar.
Este fin de semana te quiero de traje, que yo pongo la manzana para morder con tequila y miel. ¿Qué guardas en la manga? Sé que tienes algo que mostrarme, ya me han contado que es fascinante… Que te deja con la boca abierta, sin palabras, que te roba el corazón, que es impresionante… ¿Serás tan valiente de dejarme verlo?
Vine, vi y vencí. Nací en llamas, y mi madre siempre me dijo que todo el mundo conocería mi nombre. Esa llama es un fuego que no hace más que crecer. Soy lo mejor que nunca has tenido. No sé si querrás tenerlo, ahora que lo pienso. Cada vez que te pregunto que cómo, cuándo y dónde, tú siempre me respondes quizás, quizás, quizás… Voy a necesitar un médico que me recete lo que estés tomando tú. Soy demasiado joven para morir; ven aquí y sálvame la vida. Si grito, o si lloro, significará que me siento viva.
Chicas, entonad un aleluya, porque me van a rendir justo lo que quiero. Sábado noche y estamos listas. No me escuches, sólo observa. Harlem, Hollywood, Jackson, Mississippi… Di mi nombre en voz alta, que sabes muy bien cómo me llamo. Si eres un bicho raro, no te cortes y disfrútalo. No te quejes; aduéñate de la situación. Baila. No seas como ese que no se quería a sí mismo y tiró su vida por el desagüe a pesar de que le di tantas opciones que a céntimo cada una me hubiese hecho dueña de un banco. Se convirtió en el estereotipo que tanto odiaba… Se creía el rey del rock y no era ni un chiste malo.
No te rindas conmigo, te llegaré al alma si eres capaz de quedarte en mi mente. Él estuvo a punto de domesticarme, pero como animal que soy no estaba en mi naturaleza darle ese gusto. Es tu turno, aprovecha cuando pase junto a ti y comprueba que soy de todo menos plástico. Sé que lo quieres. Sabes que lo quiero. Al próximo Jack que no sepa contentarme le cantaré que tire para la calle y que no vuelva jamás, jamás, jamás… Pero aún nos queda verano, al fin y al cabo. No vamos a ir a ninguna parte, esta vez seré para ti y tú para mí. Estás loco, pero te arrastraré a mi cama si consigo que seas mi amor de verano. Aún nos queda verano, al fin y al cabo, para que las gafas de sol cubran mis ojos verdes y que mi Martini brille mientras disfruto de ti. ¿Quién me iba a decir que serías la sangre de mi corazón? La gente viene y va…
Prueba la nueva generación de pura fiesta. Deja que el ritmo cambie tu mundo, de Brasil a Marruecos, de Londres a Ibiza, directo a L.A., New York, Las Vegas, África…
Seamos lo que realmente somos en un baile.
#ProtocoloIbiza Próximamente.
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