Aunque no lo parezca, vivimos en el Siglo XXI y en 2021 pero solo a ratos. En otros momentos de nuestro día a día realizamos grotescos retrocesos a tiempos oscuros en los que todavía no se enjuiciaba a los delincuentes con un procedimiento que respetase sus derechos. A veces pienso que no son pocas las personas que, a día de hoy, por cualquier delito con repercusión mediática gritarían el clásico ¡Que les corten la cabeza!
El delito da igual. Lo vemos ante cualquier noticia, ya siquiera es necesario que sean noticias sobre hechos que están enjuiciados y condenados en firme: aparecen estos comentarios ante noticias del principio de las investigaciones. No sorprende a nadie que los comentarios en redes sociales, y diría que en especial Facebook, se llenen de crítica rápida incluso sin siquiera haber entrado en la noticia -que, justo, es lo que da de comer a los medios, porque sin clics, no hay publicidad-.
Esta semana hemos visto un incendio de sexta generación que nos ha puesto a todos en vilo. También hemos visto cómo se abren diligencias contra el chico que denunció falsamente que le habían agredido unos encapuchados. Y a consecuencia de estos hechos, tanto Juanma Moreno como Isabel Ayuso han pedido el corte de cabezas como se hace en 2021: pidiendo leyes que ya existen.
La barbaridad de que se pida que “se ponga coto a las denuncias falsas” cuando ya existe el delito de denuncia falsa nos hace ver que nuestros gobernantes ni conocen la ley ni tienen interés en estudiarla, ni mucho menos se rodean de gente que les asesore adecuadamente. O lo que es peor: quizá sí, pero saben que gritar estas cuestiones les hace ganar votos. Juanma Moreno pedía más pena de prisión para los incendios: imagino que para él de 10 a 20 años de prisión no son suficientes. Les recuerdo que la pena para el homicidio oscila entre 10 y 15 años. Lo próximo va a ser pedir prisión por la subida de la luz. Al tiempo.