La batalla contra los bulos, fake news, rumores y falsedades, no es nueva para quienes defendemos los derechos humanos. Desafortunadamente este es un problema que venimos combatiendo muchas y variadas organizaciones de migrantes, entidades contra el racismo, colectivos de profesionales de la comunicación o asociaciones como la nuestra, que además de estar conformada por personas de distintas nacionalidades, trabajamos con población migrante a diario.
Esta es la razón por la que hace algo más de un año en la Apdha iniciamos una campaña comunicativa y de sensibilización amplia con la que afrontar el ascenso de estas estrategias de desinformación, que mayoritariamente se dirigen hacia las personas migrantes o representantes de la diversidad étnica, religiosa y cultural de nuestras sociedades.
Estos discursos, procedentes de actores interesados y con posicionamientos ideológicos de extrema derecha principalmente, han florecido a través del auge de determinados partidos políticos. Mensajes dañinos que se han multiplicado coincidiendo con las citas electorales del año pasado, proliferando de manera exponencial y tratando de conseguir en base a discursos basados en la discriminación y el odio el voto de muchas personas incautas.
Llamamos a esta campaña Que no te confundan porque somos conscientes de que quienes reciben la información y elaboran sus conclusiones a través de este tipo falsedades, están confundiéndose al creer que las personas migrantes “nos quitan el trabajo”, “viven de las ayudas sociales”, “colapsan los servicios sanitarios de urgencias” o “no pagan impuestos”. Confusiones destinadas a atacar nuestra diversidad como sociedad y la universalidad de los derechos humanos, generando alarma social y miedo a perder los recursos colectivos necesarios para el bienestar comunitario. Con los datos oficiales en la mano y la información correcta y verificada, los bulos quedan neutralizados y la “confusión” resuelta en la mayoría de los casos.
Sin embargo, el interés de quienes se benefician causando desconcierto e indefensión en la sociedad, no deja de persistir, promoviendo una nueva tanda de mentiras tras otra. En estos tiempos de coronavirus estamos viendo como estas mismas estrategias se están aplicando además sobre la gestión sanitaria de la enfermedad. Se persigue el mismo objetivo; confusión, miedo e impotencia frente a una situación que requiere precisamente calma, colaboración y compromiso con los derechos de todas las personas.
El confinamiento ya es duro de por sí, pero con las dosis diarias de montajes fotográficos, supuestos vídeos y audios de denuncia vía wassap, mensajes en redes sociales difundiendo alarmas no verificadas, declaraciones en medios de comunicación de figuras públicas que buscan obtener relevancia y rédito político de esta coyuntura, aderezado de morbosidad y sensacionalismo, provocan que la intoxicación sea difícilmente evitable.
Parece que esta es otra suerte de pandemia, una que afecta a las mentes en lugar de al cuerpo físico provocando una incapacidad progresiva a la hora de comprender y valorar racionalmente la información recibida.
Es tiempo de incorporar a nuestros hábitos un mecanismo de detección y eliminación de bulos que nos haga fuertes frente a quienes se aprovechan de nuestra vulnerabilidad y nuestros miedos. Es tiempo de filtrar las fuentes que emiten mensajes sin contrastar, de considerar el propósito de las informaciones que nos llegan, de revisar la lógica del mensaje y tomarnos el tiempo necesario para investigar a través de datos oficiales la veracidad de lo que nos llega. Si logramos inmunizarnos frente a los discursos que promueven el miedo y atentan contra los Derechos Humanos, saldremos de esta pandemia con mejores capacidades para evitar que nos sigan confundiendo quienes quieren beneficiarse de nuestros temores y preocupaciones.
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