Quien espere una caricatura más sobre Rajoy que no siga leyendo. Eme punto Rajoy me parece uno de los políticos más inteligentes de los últimos años. Es un orador sutil y elegante, contundente. Sin él, o con el tío del bigote en la Moncloa, la crisis de 2008 y la de 2017 hubiesen terminado en un baño de sangre. No terminaron bien, ciertamente, pero haberle concedido vacaciones vitales a algunos que de otra manera serían ahora cadáveres, no es algo que debamos despreciar sin ser un mal nacido.
Eme punto Rajoy es gallego (algo muy importante) y mucho gallego y tiene un elegante sentido del humor. Mi admiración por Rajoy es inversamente proporcional al desprecio y la burla que otros le obsequian. Es más, para mi reírse de Rajoy es un signo que señala a aquellos de los que debemos de reírnos. Esta admiración no implica identificación política o ideológica, todo lo contrario. En esto yo siempre opero como un informante de los servicios de inteligencia: localizo y describo los recursos logísticos y estratégicos del enemigo.
Entre fantasmas no podemos pisarnos las sábanas. El objetivo es batir, políticamente, al enemigo. Y Rajoy es un ejemplo de inteligencia del enemigo tal como los que se burlan de él son otro ejemplo de la estupidez de los amigos. En el Foro de la Toja, una suerte de Wald de Davos para tísicos de la política española, Rajoy ha ironizado, en presencia de FG, otro tísico pero mucho menos listo; sobre las dificultades que tiene él para beber en las botellas de plástico con el tapón anidado.
Las botellas de tapón anidado es una medida que se desprende de la regulación europea para minimizar los residuos plásticos. Para Eme punto Rajoy esta medida es un caso claro de cretinismo de los burócratas de Bruselas que bloquea el desarrollo económico y socaba la confianza del emprendimiento privado. Debo de confesar que a mí me molesta ese anidado de los tapones. Yo también, como Rajoy, soy muy torpe, quizás por eso me caiga tan bien, y me he mojado en varias ocasiones, acordándome en mi fuero interno de los burócratas de Bruselas, pero una vez pasada la desagradable sorpresa, mi yo reflexivo ecologista ha venido en rescate y cada vez me cae mejor el dichoso taponcito .
Rajoy sabe que toda novedad costosa, aunque sea solo costosa por la ruptura de la costumbre o rutina, provoca un rechazo inmediato masivo y aprovecha el fabuloso vector del humor cotidiano que se auto ridiculiza con la anécdota personal, para inocular el virus del carácter caprichoso, autoritario en el fondo, pues te dicta hasta como debes abrir una botella, de la UE y de las políticas ambientales de ahorro. En definitiva es un dardo muy efectivo al corazón de la agenda 2030 de la que tanto reniega la extrema derecha.
Por eso reírse de Rajoy tiene tan poca gracia. Porque está ensanchando la brecha de la que se nutren los Rajoy del mundo y que divide a esa inmensa legión de los desertores de la complejidad y unas supuestas elites de ·cabezas de huevo" (el mote USA de la intelectualidad) globalistas. El tapón anudado es una aplicación normativa de la Nudge Theory de Richard Thaler. La idea es "empujar" a la gente a tomar decisiones que cuestan esfuerzo pero que, pueden proporcionar beneficios a largo plazo. Es un concepto que pretende influir positivamente en los comportamientos y en la toma de decisiones de las personas. Pero la Nudge Theory de Thaler forma parte de un marco teórico más amplio que es la arquitectura de la decisión, una rama de la Economía del Comportamiento que se concentra en estudiar los contextos en los que los seres humanos tomamos decisiones.
El supermercado de la equina esta diseñado conforme a la Nudge Theory del taponcito contra el que brama Eme punto Rajoy. La formación de los burócratas de Brusela es estrictamente liberal. Y eso es lo que da más miedo de las "tonterías" de La Toja que forman parte ya del discurso de una derecha a las que el liberalismo les parece en el mejor de los casos una bobada y en el peor ideología estalinista. De esta manera una parte de la derecha a la que parece que ya se ha unido el gallego, ve en la muy liberal agenda 2030 un peligroso plan quinquenal cognitivo.