En un reciente artículo de opinión en este medio, el sr. Jesús Caballero Ragel justifica la creación del Xerez DFC mediante una serie de argumentos plagados de inexactitudes, errores y omisiones que desvirtúan la veracidad de dichos argumentos. Así mismo, culpa a los seguidores y directivos del Xerez CD de ser los responsables de la indeseada división que vive el fútbol en nuestra ciudad. Creemos necesario rebatir dichos razonamientos para que los lectores dispongan otra versión de los hechos más ajustada a la realidad.
En primer lugar, y comenzando por algo si quieren casi anecdótico, para situar el nacimiento del fútbol jerezano realiza una superficial y muy restringida exposición basada en fuentes no coetáneas con dicho acontecimiento. Debe saber el sr. Ragel que existen también noticias en medios locales que datan la fundación del Jerez FC no en 1909 sino en 1907 y 1908, pero que igualmente todas ellas datan de los años 30 y 40 y se limitan a reproducir opiniones no contrastadas con documentos. Si se acude a la prensa o las guías oficiales de la época se comprueba sin ninguna posibilidad de duda que el decano de los clubes jerezanos nació en 1911. Esto no es una opinión, se habla expresamente de la creación del club y de que es la primera vez que se juega al fútbol en la ciudad.
Coincidimos aquí en que es este el germen del jerecismo/xerecismo puesto que en ningún momento yo he afirmado que el Xerez CD sea el inicio del xerecismo. Y es que cuando sostengo que el “Xerez CD es su único y auténtico detentador” me estoy refiriendo a que lo es en la actualidad, pues Jerez FC y Xerez FC ya no existen. ¿Quién si no iba a serlo? Que sea necesario explicar aspectos tan evidentes y simples da la medida de los intentos continuados de confundir a los aficionados.
Porque es igualmente tendencioso tratar de equiparar la existencia del Xerez DFC como presunto continuador del Xerez CD con esas sucesivas creaciones de clubes en 1932 y 1947 que venían a sustituir a sus antecesores, quienes desaparecían por cuestiones económicas. No debería hacer falta recordar al sr. Ragel que la creación del Xerez FC en 1932 —para sustituir al Jerez FC— y del Jerez CD en 1947 —para sustituir al Xerez FC— se produjeron cuando dichos clubes habían dejado de existir y contando con el respaldo de toda la afición. Pero el nacimiento del Xerez DFC tuvo lugar mientras el Xerez CD seguía con vida y con una parte de sus seguidores maniobrando subrepticiamente para provocar su muerte. Dichas situaciones pasadas y la actual no tienen absolutamente nada que ver y son un burdo intento de justificar la vergonzosa ignominia cometida con el Xerez CD.
Y es que para ello pone como ejemplos de manera totalmente errónea las refundaciones vividas en “Almería, Getafe, Málaga, Burgos, Cartagena, Mérida, Badajoz, San Fernando, Ceuta, Linares, Poli Ejido, Lleida, Compostela, Sestao, Ibiza, Manchego, etc.”, todas ellas como es bien sabido producidas sin que coexistieran dos clubes, sino que en ellas uno sucedía al otro tras la extinción del primero.
Y no, sr. Ragel, el Jerez CD no fue creado para competir sin las deudas del Xerez FC. El Jerez CD nació más de un año después de la desaparición del Xerez FC, como resultado de que el fútbol local quedó descabezado, fue una consecuencia y no un motivo. Si la Federación le escamoteó el ascenso de la temporada 1947-48 supuestamente por las deudas pendientes, ¿por qué sí permitió ese mismo ascenso la temporada siguiente cuando las deudas seguían sin estar saldadas? La justificación en base a los pagos pendientes para la no concesión de dicho ascenso fue solo una triquiñuela federativa para camuflar su incompetencia organizativa por no haber previsto que habría más equipos campeones que plazas vacantes en Tercera División.
Las comparaciones no se le dan bien al sr. Ragel, pues vuelve a poner en un mismo nivel la denuncia de un club para que se le prohíba al otro jugar en su ciudad —con la indudablemente pretensión de contribuir a acelerar su defunción— con la denuncia del Xerez CD para evitar la usurpación ilegítima de sus símbolos, en este caso de su nombre y su escudo. Lo mismito es, vamos. No cuela, sr. Ragel.
Continúa el sr. Ragel razonando la necesidad de fundar un nuevo club ante las tropelías y desgobierno y la inviabilidad económica que marcaban al Xerez CD ya que en su opinión, ante las adversidades la solución es la huida, en lugar de afrontarlas y tratar de revertirlas. En el caso de que un club tenga problemas económicos que hagan inviable su continuidad, el sr. Ragel parece defender la política de dejarlo morir para a continuación formar otro nuevo, desentendiéndose de sus deudas y obligaciones de manera irresponsable. No sé cómo sentarán dichas palabras a los proveedores del Xerez DFC, puesto que si alguna vez las cuentas del club llegaran a estar en números rojos posiblemente sus integrantes darán la espantada, dejando con su buena trampa a esas empresas jerezanas y a sus trabajadores, para comenzar en otro lugar y con otro nombre. Total, si los efecistas fueron capaces de abandonar a un club del que formaron parte durante décadas, parece plausible pensar que no tendrían escrúpulos en hacerlo de nuevo con uno con tan escasa trayectoria. En ese caso, su club sí estaría por encima de la ciudad, ¿no, sr. Ragel?, aunque usted sostenga que debe ser al revés.
Y recalca además en varias ocasiones que dicha decisión fue tomada democráticamente, como si todo lo que se decide democráticamente fuese correcto, ético y acertado (basta con darse una vuelta por cierto Parlamento para saber de lo que hablo). Porque según se desprende de sus palabras, el Xerez DFC es un club idílico y modélico donde no hay cabida para las malas prácticas. Quizá se esté refiriendo con ello a que, por ejemplo, cuando un grupo de aficionados del Xerez DFC acorralaron a su presidente para insultarle y amedrentarle -hasta el punto de plantearse denunciar ante la policía tales hechos-, la decisión de ir a por él fue votada democráticamente.
Se queja también el sr. Ragel de los insultos que recibe su club o del mal rato que pasó un joven seguidor efecista por llevar una camiseta del Xerez DFC —lo que condeno sin reservas, obviamente—. Pero siento pinchar su burbuja ilusoria de perfección y superioridad moral puesto que en el seno de su club también existen los insultos hacia el Xerez CD, ¿o es que no lee las redes sociales?, ¿o es que se piensa que los efecistas que asistieron al reciente derbi local se pasaron las dos horas del partido llamando guapetones a los xerecistas?
Además, no debería molestarse porque les llamen ratas —en sentido figurado, se sobreentiende—, puesto que algunos de sus seguidores han elaborado emblemas con tan representativo roedor e incluso su propio club promociona una canción —con la participación de jugadores de su plantilla— donde se vanaglorian de serlo (La nueva canción del xerecismo en libertad, 2022).
Canción esta donde por cierto sí que se insulta a los integrantes del Xerez CD llamándoles rateros, o sea, ladrones. Pues debe saber el sr. Ragel que si en el Xerez CD hubo rateros ya no los hay, porque las personas que están ahora en su seno no solo no tienen nada que llevarse sino que por el contrario les cuesta su propio dinero. Porque nuestra forma de entender el fútbol es la de no rendirnos nunca, la de apoyar al club por encima de las personas que puedan dirigirlo circunstancialmente, la de estar ahí para lo bueno pero sobre todo para lo malo. Resulta sumamente incongruente que aquellos a los que se les llena la boca defendiendo el futbol romántico y tradicional y que se mueven por su supuesto sentimiento xerecista, deseen la muerte de su equipo de toda la vida. ¿Y usted nos acusa de odiar y de obrar con resentimiento? Por esto cada vez menos gente cree en ellos.
No, sr. Ragel, no se puede ser animalista y tirar cabras desde campanarios, no se puede ser bombero y meter fuego al monte, no se puede ser xerecista y hacer todo lo posible por destruir al Xerez CD. Es una contradicción en sí misma. Ustedes no son continuadores del xerecismo porque el xerecismo no necesita que nadie lo continúe, porque está muy vivo donde debe estarlo, en el único club que desde hace 70 años lo encarna.
Es cierto que el Xerez CD ha pasado por momentos calamitosos y que su situación es netamente mejorable, pero no es menos cierto que eso no justifica los deseos de acabar con él. Por el contrario, lo que hace es alentar aún más a los verdaderos xerecistas en el convencimiento de que deben pelear por salvar aquello que nos da sentido.
El Xerez CD no tiene que entender nada, sr. Ragel. Si el fútbol en Jerez está dividido es porque ustedes decidieron marcharse, ustedes provocaron esa división que ahora tanto lamentan. Por eso está en su mano corregir el error histórico que cometieron, retornar a su club madre, para honrarlo y ayudarlo a salir de una situación que afortunadamente va poco a poco mejorando.
Pero de todos modos, y dicho lo anterior, si llegara el caso y ello no fuera posible, preferiré quedarme sin equipo habiendo peleado con honor que formar parte del suyo.