Almendros en primavera.
Almendros en primavera.

La temperatura empieza a subir, se acerca la primavera y por todas partes se observan cambios que a diario sorprenden. Ya desde enero con las floraciones de los almendros en los días de sol zumban las abejas. Vuelven las grullas, crecen la siembra y las mal llamadas “malas hierbas” que tan poco gustan a los agricultores.

Estas señales me indican que voy con retraso, las yemas de los pistachos comienzan a hincharse porque la sabia empieza a moverse. Los almendros ya están con hojas y frutos pequeños cuando los pistachos empiecen a florecer, pero las señales de que están despertando son evidentes mucho antes.

Afilar, engrasar y seguir podando. He de apresurarme, ya voy un pelín tarde. Cuando voy haciendo cortes medianos ya sale una gota blanca y densa de savia. Me quedan un par de miles de árboles...

Afilar, engrasar y seguir. Control absoluto de los árboles que puedo hacer al día, cero despistes con la batería de las tijeras eléctricas. Si me canso demasiado y reduzco el ritmo dejo la poda un par de horas y pinto con cobre cicatrizante ecológico, para que queden protegidos, aquellos cortes más gordos y más susceptibles a la entrada de hongos. Pintar esos cortes me cunde cuatro veces más que podar, pero es una acción que ha de ser más o menos inmediata al proceso de poda.

Afilar, engrasar y seguir. Vienen días de frío y el despertar imparable disminuye un poco en velocidad. Es un respiro, no un descanso. A no ser que llueva no paro ningún día, de lunes a domingo, da igual, es la recta final.

Afilar, engrasar y seguir. Ya veo el final, voy a contrarreloj. No se debe podar cuando los árboles comienzan a mover savia. Aunque tampoco voy excesivamente mal he de apresurarme. Me motiva la presión. No podría trabajar sin mis tijeras eléctricas. Soy claramente diestra y el codo y la muñeca notan el peso de la tijera de tan solo 900 gramos. Le quedan pocas horas de trabajo para terminar la campaña y por fin hibernar.

Se llama hibernar al proceso de mantenimiento de la batería cuando no se van a usar durante una temporada. Cuando la naturaleza despierta, y se acaba el trabajo de la poda, ellas hibernan y para mí, es un día triste.

Sin duda es el trabajo que más me gusta. Como Eduardo Manostijeras, les doy forma a los árboles para que puedan crecer sanos, aireados y capaces de soportar equilibradamente la producción que deben dar... y, ¿por qué no?, también me gusta que queden estéticamente bonitos. Confieso que más de una vez he cortado ramas que aun siendo productivas me hacían daño a la vista.

Y tras haber hecho mi trabajo en invierno, en la primavera, les toca a los árboles trabajar. Yo en otoño e invierno, ellos en primavera y verano. Y mis tijeras, con la primavera, a hibernar.

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