Supongo que lo más lógico sería empezar por analizar tanto la palabra agricultura como la palabra ecológica. Y dejo para el final la palabra con el trabajo que hago a diario.
La agricultura es el cultivo de la tierra con el objetivo de obtener frutos que se usarán para la alimentación del ser humano y los animales. La ecología es una parte de la biología y de la ciencia que estudia la relación de los seres vivos entre ellos y su relación con el medio ambiente.
La agricultura ecológica es una manera de cultivar la tierra, en la que fundamentalmente no se usan productos químicos sintéticos, de manera que se obtienen productos que respetan y mantienen el medio ambiente.
Mi agricultura consiste en producir productos que mantengan y mejoren el medio ambiente en el que están, que mantengan la fertilidad de la tierra, que no alteren la fauna y flora de sus alrededores y que mantengan por tanto, una biodiversidad equilibrada. En concreto mi gran pasión son los olivos, almendros y pistachos, y todo ser viviente que junto con ellos, se crían en el campo.
Estudié biología y el máster de microbiología. Ahora me gustaría haber realizado también el máster de ecología, área que cada vez me apasiona más. Después de haber dado muchas vueltas, viviendo en diferentes sitios y trabajando en diferentes cosas, actualmente me dedico a la agricultura de leñosos en secano.
Como todos los trabajos tiene su parte buena y su parte mala. En invierno hace frío, a veces muchísimo frío, y si me pilla una nube me calo hasta los huesos. En verano me cuezo bajo el sol de la mancha manchega y no hablemos de las dichosas avispas que me han hecho correr más de una vez.
¿Qué es lo que tiene entonces el campo que atrapa tanto? ¿Por qué cada mañana estoy deseando irme a trabajar?, ¿Es respirar aire puro?, ¿Es esa aparente soledad?, ¿Es el olor a tomillo? Desde luego almorzar bajo el solecito de invierno y en la sombrita del verano respirando aire puro ayuda.
Mi despacho es infinito, la luz, la mejor que hay. La compañía siempre está ahí, parece que estoy sola pero siempre hay alguien observándome. Por el cielo águilas, urracas, cuervos y búhos entre otros. Por el suelo otros tantos.
En cuanto a mis árboles, los conozco a todos. Parecen más o menos iguales pero no. Es apasionante ver como el trabajo del invierno explota en primavera, cómo a lo largo de la temporada de calor se van formando árboles y frutos, cómo se destacan los errores que tanto enseñan cada día, cómo la vida lucha por sobrevivir bajo las inclemencias del tiempo y cómo, poco a poco, pero imparable, se van viendo literalmente los frutos del trabajo de cada día.
Me encanta mi trabajo, es duro a veces, como todos, pero combino jornadas de campo con cursos (ahora online y webinars) que me permiten crecer en sabiduría, y que me hacen avanzar junto con la experiencia de cada día.
Aunque me encanta la poda y el resto de tareas, mi pasión son los bichos. Insectos sobre todo. Los observo, los estudio, los fotografío y analizo. Los apasionantes y complicados ciclos de vida y sus repercusiones en los cultivos. Polinizadores, fitófagos, depredadores, detritívoros, parasotoides…
Busco la cubierta vegetal espontánea y controlada, persigo mantener toda la flora y la fauna que ronda por la zona y que pueda mantenerse en equilibrio con la obtención de producciones estables. Cuido de las mariquitas de siete puntos y de las mariquitas negras, mantis religiosas, abejas, chinches de las flores, crisopas, sírfidos y de las pocas luciérnagas que por desgracia quedan.
Me gustaría que poco a poco hubiese un poco más de concienciación con los productos químicos sintéticos, son de mucha utilidad cuando son necesarios, pero se abusa de ellos y tiene graves consecuencias medioambientales. Hay cantidad de insectos que nos ayudan en nuestro trabajo de cada día y tenemos que cuidarlos.