Prólogo: de cómo se nace y de cómo cambian algunos
Adelante Andalucía nace meses antes de las elecciones andaluzas impulsada por Podemos Andalucía e Izquierda Unida de Andalucía y con la incorporación inmediata de dos opciones andalucistas, Primavera Andaluza y nosotros, Izquierda Andalucista; en nuestro caso llevábamos años trabajando para que una confluencia de las izquierdas andaluza se produjera, participando incluso en las listas al Senado de Unidos Podemos por Andalucía en 2015.
Adelante Andalucía nació con tres premisas: Primero, ser un muro de contención a la derecha y a la ultraderecha. Segundo, ser una alternativa desde la izquierda al PSOE más rancio del Estado, sin contemplar posibles gobiernos de coalición con ellos. Un PSOE que ha gobernado durante 37 años en Andalucía convirtiéndola en un cortijo para desactivar nuestro autogobierno. Tercero, crear un sujeto político andaluz con capacidad decisoria propia.
Lo que ocurre después es que tanto Podemos como Izquierda Unida rompen este esquema inicial y deciden cambiar las premisas segunda y tercera con las que nació la confluencia, sea por el gobierno de coalición en Madrid o por la razón táctica que sea ellos sabrán. Desde ese momento Adelante Andalucía es un obstáculo para ellos que hay que desactivar convirtiéndola en una carcasa vacía sin más recorrido que el grupo parlamentario ya conformado, y, en concordancia con todo ello, la actuación de Izquierda Unida y Podemos es triple, en primer lugar bloquear cualquier conformación de Adelante como un sujeto político propio andaluz, en segundo lugar cortar de raíz cualquier crítica al Gobierno del Estado, y en tercer lugar tender puentes al PSOE para un posible gobierno de coalición en la Junta de Andalucía.
Toda esta situación produce la salida de una buena parte de los y las militantes y cargos públicos de Podemos Andalucía, con su ejecutiva a la cabeza, y la aparición de un quinto componente de la coalición AA, Anticapitalistas Andalucía que se une a ella formalmente. Evidentemente también provoca el rechazo total y absoluto de Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza ante el cambio de posición de IU y Podemos. A raíz de todo esto se declara una guerra más o menos soterrada que ha ido de menos a más hasta su, por ahora, último episodio.
Primer acto. De cómo se consuma la infamia. El golpe de Estado
Lunes 26 de octubre, reunión de la Mesa del Parlamento andaluz; con secretismo, alevosía y encriptación, la portavoz adjunta del grupo de Adelante Andalucía, de Izquierda Unida, presenta escrito de expulsión del Grupo de ocho parlamentarias y parlamentarios, bajo la acusación de transfuguismo realizada por Podemos, y su envío al limbo de los no adscritos; todo ello con la aquiescencia de la mayoría de la Mesa del Parlamento y los votos favorables de PP, PSOE y la ultraderecha. El letrado mayor informa negativamente de la forma y del fondo y la presidenta del Parlamento se abstiene. Sin embargo, la infamia se consuma en el acto sin más dilación, hay prisa por perpetrar la barbaridad.
No existe informe jurídico, no existe acta de la reunión del grupo para tomar la decisión (imposible que la hubiera ya que la acción es realizada por los seis parlamentarios de Izquierda Unida y los once restantes no lo hubieran admitido, evidentemente), la solicitud se presenta fuera de plazo por la portavoz adjunta, que precisamente, mantenía su puesto pudiendo haber sido cesada por la mayoría del Grupo, cosa que no se hizo para preservar los pactos de la coalición y en aras a buscar soluciones al conflicto existente; el pago por la buena voluntad ha sido tremendamente consistente.
Se han presentado recursos ante el Parlamento por parte de los afectados, por parte de Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza argumentando que esos parlamentarios expulsados siguen fielmente las directrices y fundamentos de la coalición Adelante Andalucía, por parte de las otras tres parlamentarias que siguen en el Grupo y que no pertenecen a IU adudiciendo que a ellas nadie les ha consultado y que el asunto no se ha debatido en ninguna reunión. Si la aberración jurídica persiste se interpondrá recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional y según todos los expertos consultados, varios y sobradamente preparados, se ganará sin duda, pero el fallo se puede dilatar dos o tres años por el tremendo atasco que sufre el TC y el resultado llegará demasiado tarde para enmendar el atropello realizado sobre los parlamentarios y parlamentarias afectados que verán reducidas sus facultades como representantes libremente elegidos por los votantes en lo que queda de legislatura y por ende mermada su capacidad para con sus electores.
Segundo acto. De la acusación, su refutación y motivaciones
La acusación es transfuguismo, figura que se creó para aquellos electos que cambiaran de bando para revertir mayorías de Gobierno a cambio de cargos o prebendas; recordemos el famoso “tamayazo”. Que nosotros sepamos eso no se ha dado en este caso, todo lo contrario. Es muy complicado argumentar esto por Podemos, con la “manu militari” de IU incentivando la acusación y ejecutando la acción, después de siete meses de la ruptura de la ejecutiva de Podemos Andalucía con Teresa Rodríguez a la cabeza y el famoso video del abrazo con Pablo Iglesias, tampoco sabemos cómo se puede plantear esto si la Secretaria General de tu partido en Andalucía, y candidata a la Presidencia de la Junta, toda su ejecutiva y los once parlamentarios elegidos, se van de tu partido. ¿Transfuguismo o escisión en toda regla por graves disensiones políticas?
Pero toda esta barbaridad antidemocrática, que sí que es una anomalía democrática amparada por el máximo órgano del Parlamento donde reside la soberanía del pueblo andaluz, con todas las apreciaciones que podamos, hacer no es más que un efecto; la causa es profunda y es realmente lo grave de la situación.
Esto no es algo que se haya promovido sólo desde las mesas camilla de IU y de Podemos en Andalucía, sino que viene directamente de Madrid, allí se está reuniendo el Pacto Antitransfugismo con el propósito de incrementar su alcance y blindar jurídicamente sus consecuencias con el objetivo, no nos engañemos, no precisamente de preservar los principios democráticos sino de dar más poder a los partidos políticos para controlar a sus miembros electos. Son modificaciones encaminadas directamente, entre otras razones, a amparar la salvaje decisión de la Mesa del Parlamento andaluz y dar cobertura al pacto IU, Podemos, PSOE para un posible futuro gobierno de coalición en Andalucía, recordemos, el PSOE más a la derecha y enquistado del Estado, camino que verían despejado con la aniquilación del ala de izquierda andalucista del Grupo Parlamentario de Adelante Andalucía.
Tercer acto. De la reacción ante una Andalucía empoderada
Y llegamos al meollo de la cuestión, la causa de todo lo que está ocurriendo; desde Madrid, el centro neurálgico, político y económico del Estado se han activado todas las alarmas por la emergencia de un renovado y revitalizado andalucismo de izquierda, evidentemente consideración secundada por las élites andaluzas de la derecha y de la nueva y vieja izquierda estatalista. Una cosa es disfrazarse de andalucismo folclórico, en el peor sentido de la palabra, y otra es encontrarse con un bloque progresista de absoluta obediencia andaluza que irrumpa en el Parlamento andaluz y en el Congreso de los Diputados y que rompa el esquema político reequilibrando los ejes centro periferia y norte sur.
En la mente de muchos no se olvida cuando un andalucismo progresista tuvo fuerza y votos durante la transición y provocó el cambio de la propia Constitución del 78 hoy ya tan desfasada. El PSOE todavía almacena el recuerdo de un PSA que le impidió ganar las elecciones del 79.
Las élites andaluzas y españolas, las de siempre y las de nuevo cuño, necesitan una Andalucía anestesiada para nutrir sus graneros de votos y mantener el status quo, una Andalucía deprimida económicamente y sometida política y culturalmente que no sea capaz de articular una herramienta política propia como palanca para salir de la dependencia. Cualquier intento de ello es objeto de escarnio y mofa, incluso de aquellos adalides de la izquierda que ven correcto o aceptan para Catalunya, Euskadi, Galiza, o incluso Aragón, Comunitat Valenciana o Teruel, entre otros, lo que no ven procedente para Andalucía. Los andaluces y andaluzas a contar gracietas y a servir mesas en los bares, pero poder político propio no por favor.
Los mismos que se burlan de nuestro acento nos niegan capacidad real para una expresión política propia, los mismos que hacen escarnio jocoso de un partido andalucista después nos piden el voto con la blanca y verde en el escenario o en el pin de la chaqueta. Y cuando ven que algo se les está escapando de las manos, que un bloque de izquierda andalucista es posible empiezan a utilizar todos los recursos habidos y por haber desde Madrid a Andalucía, jurídicos, políticos, económicos, democráticos o no, para impedir a toda costa y cueste lo que cueste que esa opción de absoluta obediencia andaluza no fructifique. Y esto no es nuevo, es recurrente en la historia de nuestro país, saben que cuando Andalucía despierta de su anestesiado sopor y da un golpe en la mesa el Estado Español se tambalea; ya lo hicimos y tienen terror a que lo volvamos a hacer. Van a intentar todo lo posible para poner diques que paren la nueva ola andalucista que está creciendo día a día.
Epílogo de esperanza. De la tercera ola andalucista
Pero “lamentamos” comunicarles una cosa, no pararemos, no nos van a vencer, la marea va a seguir subiendo y la ola va ir creciendo hasta convertirse en una marejada que arramble con todos los diques y compuertas que nos quieran o puedan poner en nuestro camino; vamos a seguir luchando por una Andalucía Libre, libre de paro, de pobreza, de caciques de nuevo cuño y vamos a continuar construyendo una alternativa desde la izquierda andalucista que rompa los retrógados esquemas políticos actuales. Porque los andaluces y las andaluzas no somos subditos ni subalternos de nadie, porque somos hombres y mujeres de luz, porque creemos en nosotras mismas y porque la esperanza de un presente y futuro mejor no es una posibilidad sino que es una creencia que va a ser realidad.
Tomen nota, la ola ya se ve en el horizonte, somos miles y pronto seremos centenares de miles.
Antuán Vargas y Héctor J. Lagier son coordinadores nacionales de Izquierda Andalucista