Tiempos de 'remolinos'

Pero es que decidiste colgar la guitarra en tu mejor momento, dejándonos tus dos mejores obras, la miel en los labios

Kike Remolino en su última comparsa.

Siempre ando con algo pendiente. La vida que antepone facturas y familia y acabas posponiendo otras cosas que también importan: cultura, dentista, la última de Scorsese. En la recámara para cuando se puede, tengo libros y música. Y cuando digo música estoy diciendo carnaval. Y habrá quien diga: ¿pero no irás a escribir sobre carnaval fuera de fecha? Pues bien, si te escuece, no lo siento. Soy de los que no comprende el concepto 'carnaval fuera de fecha', como si fuera caduco, solo fiesta de paso y no todo el año, como si no significara una forma de vivir.

De camino al trabajo, carretera, soledad y café frío, tengo tiempo para ponerme un poco al día. Arranco, enciendo el reproductor, suenan los primeros acordes de una comparsa: 'Cádiz, siempre opina, nunca permanece callá, jamás le hizo falta una boquita prestá'. En su día la escuché a medias, lo reconozco. Febrero a veces no concede tregua ni tiempo ni pausa ni espacio para que lo hagas con suficiente atención, paladeando frases, música y metáforas. Dando a cada una su sitio.

Va llegando el final del repertorio, se acumulan las frases puñales que te hieren, que te erizan el vello. 'Una comparsa ha de ser más visceral que ramera, más valiente que pesetera, que de su rabia quite la sed'. Y apago el reproductor para asimilarlo, digerir el estremecimiento. Porque es así como entiendo precisamente la literatura en general y el carnaval en particular.

La furia en la palabra, la metralleta en la canción, la lucha desde abajo, la parte pobre, la parte sucia, la parte sur. Y a veces se echan en falta esos sones de guerra, esa conciencia de clase, ese sé de donde vengo y quién eres y lo que me haces y que no te importo pero voy a pelear por lo que es mío. Esa copla en llamas y ese verso ardiendo, que no es grito ni insulto ni el contralto forzado, rozando el ultrasonido, sino el autor fábrica de enemigos, enfrentándose al palco más noble y tramposo y político, a empresaurios varios y al alto clero de los bolsillos cosidos.

Lo vuelvo a encender y concluye un popurrí que casi contradice las leyes de la física y la venta del carnaval afuera. Todo metacarnaval, carnaval fagocitándose, carnaval onanista, carnaval sobre carnaval. Pero parece que te da igual y eso dice mucho de lo mucho de animal en extinción que eres como autor. Tal vez debería de hablar en pasado, porque caigo en la cuenta de que la comparsa que escucho es del año pasado, que este último descansaste por diversas razones.

Y te entiendo y admiro tus motivos, tu hambre, tu ánimo de trascendencia, de progresar, mejorar, tomar oxígeno, de no volver por volver. Esto me hace reflexionar sobre qué es el éxito en el carnaval. ¿Son los premios o las propias expectativas o la de los demás o el veneno tan cabrón y necesario pero que lo enmaraña todo en medio de la vorágine? Y mira que has triunfado en chirigota. Pero, ay, la comparsa y sus colmillos.

Comprendo el cúmulo, la bola intragable de decepciones, ese ayuntamiento nuestro sin pelear por lo nuestro, el saqueo y cesión de los derechos de autor, el jurado explicándose demasiado, tu necesidad de parar y hacer balance. Pero es que decidiste colgar la guitarra en tu mejor momento, dejándonos tus dos mejores obras, la miel en los labios. Y no sé qué harás el año próximo, si vendrás de nuevo a 'reventarle la partida al veneno de febrero'. Pero para mí que vienen épocas más oscuras.

De cuchillo en la boca y otra vez apretar los dientes y señalar y denunciar y reclamar y exigir. Y tú que eres de los que han sido elegidos por la Tacita, mordido por Cádiz, envenenado sin cura ni antídoto, tú que eres de los que cada vez tienen más fuerza para hacer temblar cimientos y conciencias, se me hace raro pensar que no estarás, que no tendrás ganas de guerra, si quieres no digas nada, no digas cuándo, que a lo mejor sigues en tu camino de reencontrarte, pero tarde o temprano volverás, con las ideas claras y los puños cerrados y limpios, volverás porque será más necesario que nunca desatar huracanes, volverás porque serán tiempos de remolinos, Kike.

O eso esperemos. Si no, que sea lo que Momo quiera.