¿Por qué nos atrevemos a decir esto? Lo explicamos.
Efectivamente, la Constitución Española, al referirse al sistema de conversión de los votos electorales en escaños en el Congreso de los Diputados, dice que ha de hacerse por el sistema proporcional; es decir, que cada partido obtendrá un número de escaños en proporción a los votos obtenidos.
Pues bien: esto no ocurre porque al ser la provincia la que constituye la circunscripción electoral y no todo el territorio del Estado, como sería pertinente, mezclado con la Ley D'Hont, el resultado es que no sólo no es proporcional sino altamente desproporcionante. Por ejemplo, en las primeras elecciones democráticas, las de junio de 1977, el Partido Nacionalista Vasco, con 296.193 votos, obtuvo ocho escaños, y el Partido Socialista Popular, con 816.582 votos, obtuvo seis escaños.
El procedimiento correcto para que el número de escaños de cada partido fuera realmente proporcional al número de votos obtenidos por cada uno de ellos debería ser el siguiente:
La circunscripción electoral debería ser todo el territorio del Estado. Después debería dividirse el número total de votos válidos emitidos por 350, que es el número de escaños del Congreso de los Diputados. Así obtendríamos el número de votos que vale cada escaño.
Todos los partidos que no tuvieran suficientes votos equivalentes a dicha cantidad se quedarían sin escaños. Y el total de todos estos votos sin escaños se restarían del total de votos válidos emitidos. El resultado de esta resta serían los votos a tener en cuenta para el reparto proporcional entre el número de votos de cada partido estableciéndose la siguiente proporción: número total de votos : por 350 = número de votos de cada partido: por X. Así X sería igual a multiplicar el número de votos de cada partido por 350: : por el total de votos.
Esto sería el resultado justo y así todos los votos españoles tendrían exactamente el mismo valor.
Por cierto, hemos comprobado que en las citadas elecciones de 1977, los partidos democráticos ganaron a los procedentes del antiguo régimen franquista usando este procedimiento proporcional. Esto lo explica todo...
De todas formas, dado que para cambiar la circunscripción electoral habría que modificar la Constitución, para lo cual deberían votar favorablemente los tres quintos del electorado, y por ello, consideramos que aún siendo la provincia la circunscripción electoral, se podría cambiar el sistema, sustituyendo la regla D'Hont por otra en la que los resultados de cada partido en la provincia, en lugar de dividirse por 1, 2, 3... se divieran por 1, 3, 5... adjudicando los escaños por orden decreciente de cocientes. Esto daría una distribución más igualitaria. Para cambiar la Ley Electoral se necesita sólo la mayoría absoluta de los votos del Congreso.
En cuanto al voto para el Senado hemos comprobado que, en general, los votantes no han hecho uso de la posibilidad de votar a tres candidatos cualesquiera sino que han votado siempre a los senadores de los mismos partidos y siempre han obtenido los mejores resultados los candidatos que iban delante en el orden alfabético.
Nosotros proponemos que en cada provincia se elijan cinco senadores, uno por cada comarca característica, en candidatura unipersonal. Así resultaría un Senado más idóneo para la defensa del territoria, y sería lo mejor para evitar la España vaciada.
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