Un virus recorre Andalucía, tiene múltiples mutaciones, no sabemos cómo se contagia pero cada día tiene más incidencia en la población, y el número de afectados o fallecidos se desconoce en muchos casos.
Una mutación del virus se ha denominado miedo, al diferente, al que no se conoce, al que viene de culturas distintas, y su contagio intenta disminuirse desde las administraciones construyendo vallas más altas, muros más anchos, incluso la amenaza del cierre de fronteras es inminente, esas fronteras que encierran más al de dentro que al de fuera, aumentando con ello el riesgo de contagio del miedo en muchos más pacientes, al tener menor posibilidad de conocimiento y contacto con los que desde fuera intentan alcanzar nuestras costas, con resultados fatales en miles de casos desde el primer fallecido, datado en las playas de Tarifa el 1 de noviembre de 1988. Desde entonces, durante casi 32 años, el número exacto de fallecidos o contagiados se desconoce y ha pasado a segundo plano.
Ese mismo virus ha mutado desde el miedo, en otro llamado virus de la insolidaridad. Esta mutación es aún peor que la anterior, dado que el aislamiento facultativo se produce a través de muros invisibles e infranqueables, con aquellas personas de bajos recursos económicos, o educativos, o de otras etnias, o de otro “status”, y contiene otra cepa llamada virus de la soledad. En plena era de las comunicaciones a distancia, estamos más solos que nunca, solos en nuestros edificios sin conocer ni interactuar apenas con nuestros vecinos, solos en nuestra cotidiana visita a las redes sociales, solos en nuestra vejez olvidados por nuestra propia familia, solos en nuestros trabajos, donde la cooperación en defensa de derechos y libertades queda reducida y aislada a unas pocas unidades descoordinadas, abrumadas por la carga de reclamaciones, señaladas encima por el resto, contenidas en habitáculos estancos para que no se produzcan contagios en el resto de la plantilla, y finalmente expulsados hacia la soledad de la oficina del SAE más próxima. El número de afectados es desconocido.
Existe otra mutación que afecta solamente a algunos gremios, como por ejemplo el de trabajadores del campo, cooperativas agrarias y ganaderas, y pequeños empresarios, que ven como el virus de los bajos precios, echa por tierra todo su esfuerzo y trabajo diarios. La solución del cierre de fronteras a productos que puedan contener el virus de la explotación laboral, o el virus del bajo control aduanero sanitario, o bien el virus de uso de pesticidas y herbicidas prohibidos en Europa, no está aún reflejado en los protocolos de contención de las administraciones, y por tanto, el virus de los bajos precios amenaza con convertirse en pandemia, aniquilando nuestro sector agropecuario.
Otro grupo de alto riesgo es el del profesorado, que lucha para no ser contagiado por el virus de libertad de elección de centro educativo, o por el virus PIN parental, ambos tienen síntomas comunes que permite detectar a los infectados: cercena la libertad educativa, aumenta el estrés entre los docentes, otorga derechos sólo a quienes puedan pagarlos, y destruye años de escuela pública transformadora.
Existen muchos más tipos de virus que acechan diariamente a la población, el virus del empleo precario en el sector del turismo, hostelería y restauración, el virus gente sin casas y casas sin gente, donde más de un millón de viviendas se encuentran vacías en Andalucía y miles de familias no pueden acceder a ninguna, el virus Endesa que a través de su entramado de altos consejeros, cercena la posibilidad de autoabastecimiento energético en Andalucía con sus propios recursos naturales renovables, el virus mala gestión de residuos que colmata vertederos, quema las basuras contaminando el aire que respiramos, y llena de plásticos nuestras playas, campos, bosques, ciudades, ríos y mares, que acaban en nuestro organismo a través de la cadena alimenticia, el virus gestión del agua, que privatiza un elemento esencial para la vida, en beneficio económico exclusivo de unos pocos.
Ejemplos de virus y sus mutaciones, hay muchos más, pero de estos no se habla en los medios de comunicación de masas, y sin embargo, en mayor o menor medida, la tasa de contagio es cercana al 100%, y su mortalidad tiene una alta ratio.
Sigan viendo la tele, que allí les informarán mejor del “virus”.
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