Cuando una tradición es objeto de debate, es que esa tradición ya está en fase terminal (seguir leyendo).
Cuando una tradición es objeto de debate, es que esa tradición ya está en fase terminal. Las fiestas en las que se maltrata a animales sobreviven en la actualidad gracias al ensañamiento terapéutico (distanasia) de las instituciones públicas y privadas. Quizá deberíamos legislar para que estas tradiciones “mueran bien” (eutanasia), que desaparezcan dignamente, reclamando para ellas al menos el derecho a la sedación profunda. Prolongar artificialmente la vida de una tradición es una empresa loable pero vana. A fin de cuentas, como dijo Horacio: “La muerte acaba atrapando a quienes la rehúyen”.
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