Mientras la oligarquía española vuelve a respirar tranquila tras unos años de peligrosa convulsión política, los transversales de derechas se afianzan como posible opción de gobierno para España.
Mientras la oligarquía española vuelve a respirar tranquila tras unos años de peligrosa convulsión política, los transversales de derechas se afianzan como posible opción de gobierno para España. Una España de la que escuchas hoy en los medios de comunicación, como si del NODO se tratase, que está en peligro de romperse. Iniciativas como la del grupo político de Ciudadanos en Jerez te hacen reflexionar al respecto. Miguel Hernández decía: “España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos de dolor y de piedra profunda para darme; no me separarán de tus altas entrañas, madre” y yo recuerdo al poeta, en clara alusión a un pueblo que no quiere sino recuperar su soberanía, ¿dónde están esos españoles que tanto necesitamos?
El término ‘unidad de España’, viejo axioma vinculado al nacionalcatolicismo, me hace recordar la charla que nuestro compañero Pepe Ruiz Mata dio en el Ateneo Cultural Andaluz el otro día. Según el escritor jerezano lo español tiene que ser católico y si no, no es español, ¿cómo iba a ser un comunista como Miguel Hernández un buen español? O sí, quién sabe, depende de cómo lo miremos.
En mi opinión, depende de si lo utilizan para anunciar el excepcional Fino San Patricio de Garvey o si, en cambio, aparece en uno de esos libros de colegio de alguna conocida editorial católica, sí, católica, ¡qué casualidad! De una forma u otra a los andaluces de relámpagos nacidos entre guitarras ni nos viene ni nos va; los andaluces nos reímos, aunque como Infante decía, en realidad, estemos llorando. ¿Qué nos hace tanta gracia? No sé si nuestra Andalucía que ríe, o que llora, al ver cómo los representantes de un grupo político de una ciudad como Jerez llevan a pleno la unidad de España mientras los comedores sociales y la oficina del INEM siguen llenos. ¡Y si fuera sólo eso!
Frente a los poderosos que esconden bajo su casposo patriotismo la defensa del sistema capitalista, con explotadores y explotados más allá del color de sus banderas, nos encontramos unos pocos al calor de la utopía, la indignación y el inconformismo. Unos pocos que vemos más allá de la unidad de un Estado que prácticamente carece de soberanía económica. Maldita unidad que no se da allá donde debería darse.
¿Qué unidad? ¡Si la unidad de los trabajadores y las trabajadoras de los pueblos de España está en juego! Desde el Grupo Municipal de Izquierda Unida presentamos el pasado julio una proposición contra el TTIP, entendiendo este experimento neoliberal como un ataque frontal a los servicios públicos, al medio ambiente y a los derechos sociales y laborales de todos los ciudadanos y ciudadanas de los estados miembros de la Unión Europea.
¿Qué unidad? ¡Si la libertad de los españoles está en juego! La Ley de Seguridad Ciudadana, bien definida como Ley Mordaza, nos retrotrae a un tiempo que muchos creíamos ya superado; también llevamos su denuncia al pleno.
¿Qué unidad? ¡Si las familias españolas sufren las consecuencias de la usura de los bancos! Frente a ello, nuestra propuesta integral antidesahucios, nada más y nada menos que dieciocho medidas para que las familias jerezanas en peligro de desalojo se vean beneficiadas.
¿Qué unidad? ¡Si la ciudadanía de este país ve cómo se sucede el desmantelamiento de los servicios públicos más básicos y necesarios como es el caso del agua! Nuestro compromiso en Jerez y en Andalucía con el Pacto Social por el Agua y el Agua como Derecho Humano, respectivamente, nos avalan.
¿Qué unidad? ¡Si ni ellos ni nosotros tenemos derecho a decidir lo que queremos! Si no podemos trabajar para construir un proyecto federal, republicano y nítidamente democrático sobre el cual nos sintamos cómodos.
Es por todo ello que es una fortuna para nosotros contar en Jerez con Raúl y Ana como concejales ya que, frente a los tópicos, los metarrelatos y el discurso fácil de otros, representan con dignidad la coherencia política en la Corporación municipal.
Y vuelve el pesado a decir: ¿Qué unidad? Y es que no sabemos qué unidad es la que vende en un sistema que peca hasta el punto de tener mercantilizada la política. Un término con matices complejos y a veces hasta contrapuestos, unidad popular o unidad nacional… con toda la ambigüedad que su definición conlleva. Y es que, en mi opinión, sólo puede haber una unidad verdadera, la de los trabajadores y trabajadoras. Como decía el Manifiesto, proletarios de todos los países, uníos. O mejor dicho, desempleados y precarios de todos los pueblos de España y de todos los países, uníos.
Esa es la unidad que desde la izquierda queremos, la unidad popular e internacionalista, la que no entiende de fronteras, la que denuncia la existencia de marcadas clases sociales. Decía el libertario de Huxley que el nacionalismo exacerbado, como el capitalismo, es fruto de la obsesión por el poder y Marx, por su parte, que este era un invento de la burguesía para dividir al proletariado. Lo cierto es que frente aquellos que hablan de unidad nacional como si de un tótem se tratara, todos y todas debemos estar juntos. Sólo hay una lucha y válgame decir que, pese a las dificultades y circunstancias políticas que nos acontecen a día de hoy, nunca es tarde si la dicha es buena. Busquemos la unidad, si se me permite, en el mejor sentido del término.
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