El uso del término 'woke' como creencia lujosa

Que una parte de la izquierda, los supuestos 'anciens combatattants', se hayan entrenado en el manejo a diestro y siniestro del estúpido anglicismo, es un síntoma del éxito que entre esa izquierda está teniendo el pensamiento más reaccionario

Elon Musk y Donald Trump, quienes hablan con frecuencia de lo 'woke'.

En los últimos años, el término 'woke' ha tomado un protagonismo significativo en las conversaciones culturales y políticas. Originalmente, woke se refería a la atención consciente a las llamadas injusticias epistémicas, especialmente aquellas relacionadas con la etnia, el género y la desigualdad social. Sin embargo, en su evolución, ha surgido una reacción conservadora que lo describe como una "creencia lujosa".

¿Qué significa "creencia lujosa”? El concepto se refiere a la idea de adoptar ciertas posturas o ideologías más como una moda o una declaración de estatus que como un compromiso genuino con el cambio. En este contexto, woke puede ser visto por algunos como una etiqueta que ciertos individuos o grupos utilizan para demostrar una superioridad moral o social. Esta percepción se observa, por ejemplo, en el ámbito corporativo donde las empresas adoptan políticas woke para mejorar su imagen pública, a menudo sin implementar cambios profundos que realmente aborden las causas subyacentes de las desigualdades. Este enfoque superficial puede ser visto como un intento de capitalizar las preocupaciones sociales sin un compromiso auténtico.

Haya o no mucho postureo, que lo hay por supuesto y demasiado, entre los que sostienen opiniones críticas contra las injusticias epistémicas, lo cierto es que el uso masivo de la etiqueta de woke para calificar cualquier opinión crítica contra el patriarcado o la desigualdad social por parte de las posiciones políticas más reaccionarias, es hoy en día uno de los mejores ejemplos de creencias lujosas. Lo que menos preocupa a aquellos que usan el término woke como insulto es la autenticidad de los que tratan de ridiculizar. Esta creencia lujosa funciona como un tipo de señal honesta cuya función expresiva es marcar distancia de clase social o ideológica. Aparenta rebelión contra las modas banales pero en realidad difunde insensibilidad ante las escandalosas injusticias reales. 

El concepto de creencia lujosa es extremadamente interesante para poder comprender la aparente desconexión entre utilidad y conductas. En su libro La teoría de la clase ociosa, Veblen describió este tipo de consumo ocioso sin utilidad inmediata, algo así como la función de la enorme cola del Pavo Real. Luego P. Bordieu en La distinción o Michael Spence y Geoffrey Miller en Teoría de la señalización en economía o Amotz Zahavi en biología evolutiva profundizaron en esta brillante idea.

Pero tenemos que convenir que para que una creencia, que siempre se expresa como conducta, sea considerada como lujosa, tienen que darse alguna de esta dos condiciones: (a) La irrelevancia o contracción entre opinión y conducta, de lo cual inferimos que la señal no es honesta. (b) Que la creencia sea tan inútil e irracional que presumimos que ni el autor se lo cree, por ejemplo el terraplanismo. Es evidente que calificar a todas las opiniones críticas o sensibles con las injusticias epistémicas como woke no cumple ninguna de esta condiciones.

Por el contrario, el uso masivo de la etiqueta woke por parte de la reacción sí cumple muy bien una de las dos condiciones aludidas: (a). Se da una contradicción flagrante entre opinión y conducta. Ergo debemos entender que el motivo real no es expresar preocupación por la inautenticidad de los woke, sino marcar distancia de clase o ideológica con los que realmente están preocupados por las injusticias epistémicas. Aquí debemos hacer una matización, salva veritate, que no altera la carga cognotativa del concepto.

La señal es una creencia lujosa, pero es una señal deshonesta de las analizadas por R. Trivers en biología evolutiva, es decir, se trata de señales engañosas para ser consumidas por los de abajo que así creen que están arriba, en este sentido el uso de la acusación de woke está más cerca de las joyas de bisutería barata que de la esplendorosa cola del Pavo real. Que una parte de la izquierda, los supuestos anciens combatattants, se hayan entrenado en el manejo a diestro y siniestro del estúpido anglicismo, es un síntoma del éxito que entre esa izquierda está teniendo el pensamiento más reaccionario.