No hay fin de semana que no tengamos una polémica con el asunto del VAR. Sí, esa maquinita que iba a venir al mundo del fútbol para acabar con todas las discusiones y enfados de equipos y seguidores, el llamado “rearbitraje”.
Ahora, si un colegiado se equivoca sobre el terreno de juego, tiene a un compañero, con miles de imágenes en sus pantallas para poder corregirle y ayudarle a tomar la decisión acertada, ilusos. Y digo ilusos porque toda maquinaria moderna, por muchos ordenadores, coordenadas y tira líneas que inventen, mientras dependa de otro ser humano seguirá teniendo errores y criterios diferentes sin llegar nunca a un punto en común.
La idea no digo que sea mala, es más, habrá muchísimas jugadas que con el videoarbitraje puedan evitar males mayores. Sin embargo, surgirán otras en las que, por aquello de tener una segunda opinión con más medios, desaten la misma polémica o más que las que se suscitaban anteriormente. Vemos casos cada semana de determinaciones arbitrales que, siendo la misma jugada, son ejecutadas de diferente forma por unos árbitros que otros.
Y es que seguimos sin darnos cuenta, que mientras las decisiones la tengan que tomar un ser humano, siempre habrá disparidad de criterios y valoraciones sobre una acción de diferente calado. Siendo diferentes las personas que lo analizan nunca será lo mismo en cada partido una decisión u otra. La máquina no falla, fallan las personas, mejor dicho, los criterios de cada persona.
Así que no se alarmen. El fútbol, la salsa de la polémica arbitral de cada jornada, no desaparecerá nunca. Las discusiones después de cada partido entre seguidores sobre una falta o una determinada acción estarán siempre con nosotros.