Pues resulta que el corazón nos late aproximadamente unas cien mil veces en el día, es decir, si ponemos un promedio de esperanza de vida en torno a los 80 años, pues hagan la cuenta que hasta mi calculadora del móvil me dice que son muchos millones, más de dos mil quinientas la de veces que nuestro corazón ejerce su función de bombear sangre a todo nuestro cuerpo. Es como lo de pestañear, lo cual hacemos unas quince mil veces cada veinticuatro horas. Mucho también; aunque esto último se contradice cuando escuchas como, sin pestañear, he escuchado, imagino que, como todos ustedes, a un vicepresidente de un gobierno autonómico, concretamente de Castilla y León, proponer que las mujeres que estén embarazadas tengan que escuchar el latido del embrión o del feto si es que su intención es la de proceder a interrumpir el embarazo.
Y lo dijo sin pestañear, y lo repitió sin pestañear, por tanto, en ese señor, vicepresidente de la nada, nini de la política, el ejemplo de lo que es VOX gobernando, no cumple esa estadística del pestañeo, no llega ni de coña a los quince mil de rigor. Yo, quizás por compensar, no solo he pestañeado más de lo acostumbrado, sino que incluso me he frotado mis miopes ojos hasta la irritación de los mismos, incrédulo de lo que tenía que escuchar, y no eran latidos, más bien eran exabruptos porque ni a la categoría de rebuznos llega. El caso es que el lío montado con la estúpida propuesta de ese estúpido personaje —insisto: un nini que cobra aproximadamente lo mismo que el Presidente del Gobierno y que se ha buscado dicha canonjía de manera que ni siquiera tiene competencias, solo para cobrar— ha sido monumental: En el PP no saben si seguirle la gracia, hablando de latidos ellos tienen el corazón partío, y aunque si fuera por ellos metían en la cárcel a las abortistas —a las pobres, que las de clase alta se les permite, como siempre, que hagan eso y lo que quieran que para eso lo pagan—, saben que la inmensa mayoría de la sociedad española ha pasado página con ese tema: el aborto es un derecho que tiene la mujer y punto, todo lo que no sea eso son derroches de imaginación torturada, y, por tanto, no se atreven a apoyar a su vicepresidente en Castilla y León ni todo lo contrario. Viven sin vivir, como decía Aute: sin su latido.
Es curioso esto de interesarse por los latidos de un embrión o de un feto, más que nada porque cuando ya ese feto se convierte en un bebe, parido y, por lo tanto, ciudadano de este planeta, ya no hace falta escuchar los latidos, y posiblemente no quieran saber, por ejemplo, que los niños inmigrantes y que ellos denigran, esos que son mal llamados menas, también tienen corazón, también les late unas cien mil veces al día. O que esa chica a la que ellos obligarían a tener ese hijo, después tiene que pedir ayudas sociales para sostenerlo, pero esos del vicepresidente nini tampoco quieren que se les ayude. Todo muy loco. Todo muy desagradable.
Es solo un aperitivo, supongo que ese vice-nada nos seguirá dando tarde de gloria, es lo que tiene el no trabajar, el no tener nada que hacer, que se le ocurren disparates amen de que su nivel intelectual, cultural, moral, ético, político y humano es de lo que menos se despacha. Pero él no es el problema, el problema está en los que les hace el agua, los que calladito están dispuestos a tragar con lo que sea con tal de tener poder, de poder mandar… y no solo escuchar latidos.