”Hasta el infinito y más allá”. Ese era el grito o eslogan de Buzz Lightyear, el simpático personaje de dibujos animados creado por la factoría Píxar para la saga de películas Toy Story; ya saben: juguetes con vida propia en el mundo de los humanos. Tanta fama obtuvo este personaje que después sus creadores le otorgaron nueva vida con una película donde su figura es la protagonista del film. Confieso que esta última no la he visto, pero las que conforman Toy Story las conozco perfectamente pues corresponden a la niñez de mis hijas y con ellas las vi. Son fantásticas películas: divertidas, con mensajes creo que bien instructivos, en definitiva, muy recomendables para todo tipo de público. El caso que Lightyear, ya lo saben ustedes, ha sido censurada, cancelada en la programación de cine de verano de un municipio en Cantabria. ¿El motivo?, por lo visto hay una escena donde dos personajes animados −mujeres ambas− se besan. Ese municipio está cogobernado por PP y VOX.
Cuando yo me iniciaba en este vicio mío de leer, uno de los autores que me fascinaban y que formaban parte de muchas de las lecturas que teníamos en lo que entonces se llamaba EGB, era Lope de Vega. Su vida ya en sí me despertaba mucha curiosidad. Su obra, tan extensa, tanto teatro, tanta poesía…realmente me sorprendía su facilidad para llevar mil vidas a la vez, todas cercanas a la de cualquier personaje de aventuras del mismísimo Salgari y, al mismo tiempo, sentarse con su pluma a escribir cientos de obras. El Fénix de los Ingenios, que es como su sobrenombre artístico, decía "en menos de horas veinticuatro, de las musas al teatro" frase que refiere su rapidez para la escritura. Una de sus obras de teatro La Villana de Getafe, no es del gusto de los energúmenos de VOX porque aparecen en el montaje un pene y una vulva, así que han pedido que se cancelen sus representaciones o que retiren esas "insinuaciones sexuales".
Siempre he tenido mucha consideración por dos personajes coetáneos y que despiertan en mí una profunda admiración por sus vidas y obras literarias, se trata de Juan de la Cruz y Teresa de Jesus. Me parecen sublimes y he leído algunas, varias biografías sobre ellos, de las que destaco, en el caso de Juan de Yepes, una del maestro Gerald Brenan, y sobre Teresa de Jesús me fascinó el enfoque que hace la magnífica escritora Cristina Morales en su libro sobre la santa de Ávila. También, como en el caso de Lope de Vega, sus vidas tremebundas y sus obras exquisitas, merecen la pena que sean, como lo son, consideradas obras cumbre de la literatura en español. Lástima que el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid vetara una obra sobre Teresa de Jesús escrita y dirigida por el gran dramaturgo Paco Bezerra, por considerarla lasciva y políticamente sesgada.
En los últimos años se le ha dado un fuerte impulso a la llamada memoria democrática −o histórica, como ustedes prefieran−, que no es otra cosa que un sano intento de cicatrizar heridas en nuestro país. No es que en España hubiera habido una pelea de “abueletes” como dijo el que fuera líder de la derecha Pablo Casado. No hombre, no. Hubo un golpe de estado que al fracasar se convirtió en una confrontación entre los que querían seguir dentro del orden constitucional y democrático, y lo que querían seguir los pasos de Mussolini y Hitler. En definitiva, lo que quiero decir es que, con esta recuperación de la memoria, se escribe, se lee, se realizan todo tipo de manifestaciones culturales que ayudan en esa labor de cerrar, sin amnesia, esos años y esas circunstancias tan dramáticas. Una de las cosas que se ha hecho es una obra de teatro titulada El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca que según se refiere tiene como tema central la desgraciada vida de un maestro represaliado por el franquismo y, según esas mismas referencias de tipo cultural, una excelente pieza teatral. Pero en un pueblo que se llama Briviesca, el nuevo equipo de gobierno formado por PP y VOX la han censurado cancelándola de la programación porque simplemente no quieren que se hable de esas cosas que a ellos tan poco les gusta.
Como os podéis imaginar mi espacio en este medio para hacer una columna es limitado, evidentemente, por lo que no puedo seguir señalando toda una serie de casos que se están dando por toda España en esos municipios y comunidades autónomas donde se está aplicando con rigor y a rajatabla la agenda cultural de la derecha radical. De hecho, mi amiga y especialista en todo lo que concierne al mundo del teatro, Lola Garrido, me ha pasado un enorme listado de cancelaciones y censuras que se están haciendo por todo el país, no en todos lo lugares, que no quiero generalizar, es más no creo que se produzca, por ejemplo, en mi ciudad, y eso que sería recomendable que después de varios años de escasa inteligencia en la autoridad cultural, se propusiese un cambio radical a la hora de concebir el territorio de la cultura, por supuesto más allá de sectarismo y palabrería hueca que de eso ya hemos tenido bastante.
Por lo demás, espero que no llegue el día en que vuelva a nivel general una especie de inquisición que haga como se hacía no hace tanto tiempo en nuestro país: listas de libros prohibidos, censura previa de cualquier espectáculo y todo lo que conlleva volver a las cavernas −hombre si prohibieran mis libros seguramente me vendría de perlas para a la vez asegurarme muchísimas ventas−. En cualquier caso, para que eso no llegue, tenemos próximamente la palabra…y el voto.