Sonríe por favor

Sonríe esta Navidad: Guía completa para cuidar tus dientes durante las fiestas.


Sonríe aunque solo sea una

sonrisa triste, porque más triste

que la sonrisa triste, es la

tristeza de no saber sonreír

Tenemos en nuestro rostro cerca de doscientos músculos ¡quién lo diría! y todos ellos, en contracciones combinadas, provocan multitud de expresiones diferentes a cada persona, siendo cada rostro único, como únicas son nuestras expresiones. De esos dos centenares de músculos, una veintena de ellos se movilizan para una de las expresiones más genuinas del ser humano: la sonrisa. Esos músculos de alrededor de la boca junto con otros: ojos, pómulos, labios, barbilla…nos entregan esa confortable sensación positiva, alegre y condescendiente. Todo eso y más por una sonrisa.

Hay investigadores que han estudiado todos los tipos posibles de sonrisas (Ekan 1980) ―dieciocho dicen que hay― producto de esa combinación en la activación de esos músculos que inciden en su configuración. Hay sonrisas irónicas, sonrisas falsas, sonrisas nerviosas, sonrisas de miedo, sonrisas de protocolo, sonrisas de escepticismo y sobretodo hay sonrisas francas, positivas, casi involuntarias, tiernas, maravillosas. Estas sonrisas, las más prototípicas, son las que se producen casi sin que nos demos mucha cuenta, casi inadvertimos nuestra transformación del rostro, a la vez que al destinatario de tan bella expresión le produce un inmediato efecto de contagio reproduciendo, como respuesta también involuntaria, una nueva sonrisa. Las responsables de esta respuesta de imitación son las llamadas neuronas espejo las cuales tienen como importante misión imitar, hacer de “espejo” de lo observado. Estas neuronas las utilizamos, claro, no solo para sonreír, también se activan por ejemplo para sensaciones motoras, de dolor…

La sonrisa franca tiene un correlato físico bastante evidente, se redondea la cara, los ojos pierden angulosidad, se embellece el rostro casi de inmediato, y al mismo tiempo, el interlocutor o destinatario del gesto responde con otra sonrisa que se conecta sin pausa con la recibida. Esa conexión puede ser de las primeras prueba de una probable buena relación entre personas. Esa sincronía de sonrisas es la primera buena impresión que nos causamos (se ha estudiado con resultados interesantes que uno de los descriptores mas claros a la hora de pronosticar una buena relación, de amistad, amor, en definitiva una buena sintonía, es la presencia o ausencia de sincronía en las primeras sonrisas que se cruzan las personas más allá de otros añadidos como puedan ser el aspecto físico, tono de voz…por lo tanto la sonrisa es un buen predictor por ejemplo de eso que vulgarmente llamamos amor a primera vista: nos caímos bien desde que nos conocimos, el flechazo, nos entendemos, hubo química desde la primera conversación, sentí atracción desde el primer momento, surgieron mariposas en el estómago…).

Normalmente la sonrisa es la expresión facial, junto con la de disgusto, más evocadora de todas. Leía en una revista de estas sobre divulgación en psicología, aunque de escaso interés científico, un apartado donde comentaban que en las agencias de contactos y de búsqueda de parejas, en los test que hacen para trazar perfiles idóneos, la respuesta más prevalerte entre los encuestados sobre cual consideraban que era su mayor atractivo mayoritariamente se contestó que era la sonrisa, y cuando se les preguntó por cual de los rasgos es en el primero que se fijan para determinar una primera atracción o efecto positivo de otra persona, es precisamente, también de forma mayoritaria, la sonrisa. Desconozco si estas afirmaciones tienen o están hechas desde el rigor científico mínimo y si el estudio es válido, pero es bastante probable que se pudiera certificar que efectivamente la sonrisa es el mayor atractivo buscado y ofrecido por las personas.

La sonrisa es la más positiva de las expresiones emocionales, el cerebro las desea y por eso está presto y alerta para captarlas y como agradecimiento cuando la recibe, las devuelve. El cerebro está programado para asumir y reaccionar de forma más rápida y entusiasta ante estas expresiones, reacciona más y mejor porque en definitiva interaccionamos mejor con todo aquello que nos ofrece una visión positiva y optimista del mundo. El cerebro quiere felicidad y la ofrece con facilidad (valga el juego de palabras).

No hay nada que enternezca más que la sonrisa de un niño, tanto cuando la ofrece como cuando la devuelve, ni nada que nos infunda mayor satisfacción que una bella sonrisa cuando la recibimos. Cuando hacemos consciente de que, y eso siempre sucede alguna vez, que nos están ofreciendo la que consideramos la sonrisa más bonita que jamás hayamos visto, nuestro interés, el interés y lo que quiere de nuestro cerebro es que nos la ofrezcan reiteradamente para nuestro placer. Por eso, porque es lo mejor que nos podemos ofrecer, SONRÍE POR FAVOR.