Si la climatología lo permite, esta semana estaré ocupado con tres acciones que giran alrededor del voluntariado, y eso, en una sociedad cada vez más individualista y dependiente del beneficio económico, es mucho decir.
No lo destaco por un ego personal, sino para visibilizar diferentes maneras de hacer voluntariado y a mucha gente de nuestro alrededor que de forma silenciosa, desinteresada y poco reconocida hace un gran esfuerzo personal por crear puentes, redes, conexiones para demostrarnos la importancia, la fuerza de cada uno de nosotros para cambiar el mundo, el más cercano, el que nos rodea y determina nuestra existencia.
La primera será con los alumnos del IES Las Marinas para realizar tres visitas a Punta Entinas y celebrar el Día de las Aves Migratorias. No será la primera vez que lo hagamos, pero en esta ocasión es gracias a la AMPA Torre de Cerrillos.
Puede parecer sencillo y de poca transcendencia, pero idear, organizarse con los profesores, gestionar la burocracia de las ayudas municipales, y llevarlo a cabo, no es tarea fácil, y por desgracia, a veces hasta desagradable. Porque una actividad, que solo pretende mostrar la joya que ven desde las ventanas de su aula, se convierte en una gincana de problemas, trabas, discusiones y críticas, que desmoralizan a cualquiera y no todo el mundo está dispuesto a soportarla.
Por eso siento gran admiración por todas aquellas madres y padres voluntarios que se implican en las Ampas, que quieren ser parte activa y enriquecer la educación de sus hijos, crear una comunidad educativa para que todas las familias se sientan acompañadas y facilitarle la labor a los profesores para que puedan dedicarse a la docencia, a impartir conocimientos, a la tarea para la que se formaron y se les contrata. El respeto, la tolerancia, la disciplina, la responsabilidad, los modales y los valores sociales deben enseñarse en casa.
Otra de las acciones será una limpieza de playas junto al Faro del Sabinal. Los voluntarios, que dedicarán parte de su tiempo de ocio, de descanso, serán los trabajadores y familiares de la cooperativa Eurosol, que en su afán de crear comunidad, no solo dentro de la empresa, y gracias a la Responsabilidad Social Corporativa, está apoyando numerosas iniciativas sociales, culturales, deportivas y ambientales, entre ellas la Red de Observadores de Flamencos.
Tanto la empresa como los trabajadores, podrían dedicar sus recursos y su tiempo a otras cosas, pero han decidido poner su granito de arena para conservar el bien común, para aprender a mirarlo con otros ojos. Ese día, además de llevar a cabo una convivencia, tendremos la ocasión, de mostrar la belleza del espacio protegido, de hablar de aves migratorias, de analizar el problema de las basuras marinas, de los sistemas de gestión de nuestros residuos, y de la necesidad de los pequeños gestos personales para minimizar los impactos que genera nuestro estilo de vida.
Si las anteriores actividades me hacen ilusión, la tercera es la que más, porque es un proyecto en el que colaboramos desde sus inicios, Voluntari@s UAL. Lleva una década en funcionamiento, conectando a los estudiantes y trabajadores de la Universidad con las diferentes entidades del tercer sector que necesitan del voluntariado para llevar a cabo sus propósitos.
El objetivo del proyecto es que los estudios universitarios no sean solo parte del proceso académico para conseguir una titulación que te abra las puertas del mercado laboral, sino que sean, además, parte del proceso vital para adquirir otra serie de conocimientos, competencias, habilidades, experiencias, aptitudes y, lo más importante, conciencia ante los problemas sociales, y el compromiso, la implicación, para solucionarlos.
Las cifras, que podríamos extrapolar al resto de la sociedad, pueden parecer ridículas, porque apenas el 1% de la comunidad universitaria participa en estas acciones. Sin embargo, gracias a la constancia y al convencimiento de ser el camino a seguir, el proyecto va consolidándose cada curso, aumentando tanto los participantes como las entidades adheridas.
Estoy convencido de que si se potenciasen, se invirtiese, en actividades de voluntariado, todas las cifras que estamos dando esta semana en cuanto a salud mental, violencia de género, xenofobia, pobreza, impactos ambientales, soledad y discriminación a las minorías, se reducirían mucho, porque el voluntariado construye, transforma, reordena, acorta las distancias entre nosotros, nos hace más humanos, creativos, generosos, empáticos, receptivos, activos y felices.
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