Susana Díaz cuchicheándole algo a Pedro Sánchez durante un mitin de campaña del 2D.
Susana Díaz cuchicheándole algo a Pedro Sánchez durante un mitin de campaña del 2D.

Dicen que cuando se deja un corcho en un río, tiende a ir hacia donde va la corriente. Y en política como en la vida, la corriente va hacia donde quiere la mayoría. Hoy, aunque esta afirmación no se haya cumplido del todo, la mayoría suele ser la que triunfa. Esos corchos son las personas que van siempre dando bandazos y cambiando para estar ahí. Pase lo que pase y aunque haya amplio abanico de posibilidades, siempre estarán en el lado del ganador.

A estas acciones  también se las conoce como “cambiarse la camisa”, “personas veletas”, “peonzas”, etc. Aunque a mí, personalmente, me gusta definirlas o describirlas como corchos. Cierro los ojos y las imagino flotando, siempre arriba y moviéndose rápidamente buscando la victoria.

Hay muchos ejemplos de ellas: las que apoyan a una candidata y cuando esta pierde, borran rápido todo rastro de dicho apoyo. O las que se quedan en una habitación de hotel un día de primarias, esperando. Y cuando conocen el resultado, bajan rápido tras el vencedor para salir en la foto.

Después hay corchos más cutres y mafiosos, que suelen avalar a un candidato y votar al otro para intentar quedar bien con todo el mundo.

Estos animales políticos solo buscan subsistir, son carne de sistema. Políticos profesionales que llevan toda su vida ahí, en el candelero. No tienen escrúpulos, pero si una magnifica habilidad para cambiar de parecer y de amigos de un día para otro, según les convenga. Son individualistas. Solo les importan ellos mismos. Subsistir, agarrarse a sobrevivir día a día, sea quien sea el que lidere, o sea cual sea su discurso. El líder gana, y ellos están ahí, como si hubieran estado desde siempre.

Este rol del típico “político corcho” lo encontramos muy a menudo. En partidos que gobiernan con unos hoy, y mañana gobiernan con su adversario. O en políticos que tal día como hoy vuelven a vencer, pensando que nos han engañado a todos, aunque esto último, no sea del todo cierto.

En Jerez tenemos “políticos corchos” que ni en las peores tormentas se han ido a pique. Políticos que han flotado en todos los tableros posibles. Sea cual sea la situación que se dé, siempre salen en la foto. Y si no esta claro, se tapan la cara y espera hasta que no se juegan nada, apuran hasta última hora para posicionarse. Y ganaron nuevamente... Parece fácil, pero ya os digo que no lo es.

Estos “políticos corchos” superan al perro olfateando todo lo que huele a poder.  Son expertos en supervivencia limite. Su virtud, oler donde hay cualquier botín que les beneficie personalmente.

Este pasado domingo se dieron a conocer las listas gaditanas de los principales partidos al Congreso y al Senado. Curioso que ahora en el PP todas son de Casado, y en el PSOE, todas, de Pedro.

Por cierto, la única forma de parar un corcho en un arroyo es mediante un dique de contención. La hemeroteca, las redes y la memoria de este que les escribe intentará parar a esos corchos para que dejen de vivir de la política.

José Carlos Ramos Nieto es politólogo

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