Hay días, momentos históricos que se te quedan marcado a fuego en la memoria, para bien o para mal es algo que acaba siendo parte de tu vida, y uno de esos recuerdos fue el 5 de noviembre de 2016, con la victoria de ese hombre de pelo de tupe imposible, de bronceado saturado a lo Julio Iglesias y de verbo comparable al de Belén Esteban, un personaje que esta a medio camino entre Berlusconi, Jesús Gil y el alcalde simpsoniano Quimby , con ingredientes de Maquiavelo y Sr Burns, he decir que al ver a Trump por televisión dando su discurso de victoria sentí un escalofrió, un sudor frio en mi frente, estuvo toda la mañana acojonado sin poder vivir, mis esperanzas estaban puestas en la “buena” de Hillary, rece para que ganara pero ese día el señor estaba comunicando, para mi Trump era el demonio con cuernos y tridente o así lo vendían los medios de comunicación, con su mensaje de “America Make Great Again”, su discurso toxico hacia los mejicanos, su estilo incorrecto de hablar y actuar, también tenia 18 años y no tenia una perspectiva tan sociopolítica y histórica como tengo ahora, (aunque ya por esa época estaba enganchado a la política, seguía todos los debates políticos y periodísticos y estuve pegado a la tele durante semanas, buscando obsesivamente la maduración de ese histriónico personaje).
Y lo cierto es que tuve nervioso casi los 4 los años que estuvo en el poder, siguiendo cada destitución, cada juicio, cada decisión, Corea del Norte, Rusia, México, la lejia como vacuna del covid, etc. como si Trump fuera el George Bush Jr de mi época (salvando mucho las distancias entre uno y otro tanto en política interior como exterior), me parecía y me parece una persona que es adicta no tanto al poder si no a la mitología que da el propio poder (aunque también sabe controlarlo, una empresa de construcción es poder, tal vez era inexperto en la teoría política, pero curtido en la práctica de ella aunque sea a base de engaños y manipulaciones, siendo aprendiz del fixer republicano por excelencia de los años 40 y 50, Roy Cohn, perrito faldero de Mccarthy, promotor de la caza de brujas y homosexual en el ropero.
Trump ha hecho del bulo, de la fake news una herramienta electoral bien aplicada si se utiliza bien, si uno se informa y ve la excelente película El Aprendiz sobre su amistad con Roy Cohn, entenderá mejor los entresijos de esa relación tan Pigmalión a la vez que podían ser un Miyagi y un Larusso con trajes de Armani, putas caras y viviendo en pisos de lujo en la quinta avenida, al fin de al cabo Trump no tiene nada que ver con la América Sureña pobre, blanca, de casuchas de madera y ahogadas por las deudas que retratan las novelas de Faulkner o Steinbeck, o películas como El Cazador, Deliverance o Comancheria, a los white trash como se llama coloquialmente, ellos Cohn y Trump son la América de Wall Street, de los grills de Golf, de los escaparates de la Quinta Avenida, ¿entonces por qué le votaron masivamente? ¿porque votan a un multimillonario de Queens, que tiene ver el con camareras explotadas de Arkansas, obreros de la construcción que no llegan a fin de mes de Minnesota, endeudados ganaderos de Texas, profesores/as de Detroit o con trabajadores/as de petrolíferas, mineros de Oregón y strippers de Nevada?.
Por solo una cosa: su mensaje, Trump es un fantástico vendedor, sabría venderte un coche sin motor y hacer que lo compraras y venderte unos neumáticos pinchados de paso, lo lleva haciéndolo toda la vida, un tipo que se ha arruinado 3 veces lleva 50 años vendiendo el sueño americano, su sueño, su América, es capaz de crear una mitología no vista desde los tiempos de Ronald Reagan (con la diferencia de que el si el venia de ese estrato social, era poseedor de una desmesurada simpatía y tenía un mensaje muchísimo más optimista para el americano medio que el catastrofista Trump), y el atentado que sufrió hizo mucho para favorecer esto.
A Trump no le votaron solo una panda de catetos fascistas blancos, iletrados, gordos, e adictos a las armas (como hablo Hillary de ellos), le votaron también mujeres, latinos, negros, musulmanes, católicos, judíos, homosexuales, abogados, periodistas, amas de casa, catedráticos, estrellas de Hollywood etc.. y la clase obrera le voto porque veían a alguien que les entendía, alguien supuestamente capaz de revivir el sueño americano que conste que no estoy justificando su mensaje, pero si lo comprendo, no es que haya cambiado el votante demócrata de Obama, ha cambiado el Partido Demócrata, Obama era un hombre negro, de clase media baja, huérfano de padre, hijo de madre soltera blanca estadounidense y padre negro keniano, estudio duro se licencio en Harvard y trabajo en Chicago desde lo más bajo en organizaciones sociales para su comunidad y jóvenes desfavorecidos.
Su historia es de lucha social y apelación a los más pobres tanto blancos como negros, era el liberalismo de Kennedy y Bill Clinton pero también uniendo el conservadurismo moderado de Eisenhower y John Mccain (Sarah Palin fue un error del tamaño de Alaska en ese momento, ahora no lo seria tanto) mezclando también el optimismo y el populismo de Reagan, en eso se basaba su relato, la unión de las “Dos Américas”, el apelaba no solo a la América Hollywoodense, rica, culta, liberal y surfera de Lady Gaga , George Clooney, Meryl Streep, Robert de Niro y Sean Penn sino también a la América del cinturón del oxido, la América desarraigada por el cierre de fábricas automovilísticas y la desindustrialización, la América destruida por la heroína, la América incapaz de pagar un seguro médico, ese era el target electoral de la tercera vía de Obama, el tenía la autoridad moral no solo por su raza, sino que hacia propuestas y hechos, aunque lo tenía fácil teniendo detrás a la desastrosa y oscura administración Bush (aunque ahora el y todo su gabinete serían considerados republicano moderados comparados con los de ahora), ahí están (o estaban) los Dreamers, El Obamacare, la retirada de Afganistan, la muerte de Bin Laden, era la reivindicación del llamado Melting Pot (multiculturalismo americano) a la vez que el país prosperaba económicamente al menos en cifras y salia poco a poco del pozo de las hipotecas subprime y de la recesion, y a pesar del Ocuppy Wall Street.
Parecía que todo estaba unido y atado bien atado, hasta que llego 2015 y cometio el mas grave error de su presidencia: burlarse de Donald Trump durante una cena de corresponsales, se burló enseñando una imagen de que si llegase a la casa blanca iba a convertir a esta en una clase de mansión playboy con luces de neón, fue una broma aparentemente inocente pero lo que no calibro Obama, era el orgullo herido de Trump y su memoria para no perdonar jamás una humillación o una traición solo hay que ver el caso Steve Bannon o Michael Flynn (además que era un Trump pensando en retirar su candidatura para las presidenciales pero esta inoportuna broma solo hizo a alentarle a seguir) y otro error grave fue la elección de Hillary Clinton como candidata al partido en las elecciones en las primarias, una candidata hiper brillante, con experiencia, con la confianza del presidente, sobradamente conocida por el pueblo americano, pero absolutamente desconectada de la realidad de su país, financiada por los poderes económicos de Wall Street y Hollywood.
Era la candidata del establishment y no del pueblo además que a pesar de su brillantez académica ella desprendía una arrogancia intelectual y cierta antipatía demasiado evidente que no conectaba con el estadounidense medio que bebe cerveza con nachos mientras ve un partido de futbol americano, un elitismo que empañaba su carrera de mujer empoderada hecha a sí misma además el background del caso Lewinsky todavía estaba latente, unos correos electrónicos y una mala gestión del asalto de la embajada americana en Bengasi no ayudaba, en contradicción con el otro candidato que era Bernie Sanders, judío, senador demócrata pero socialista (como se entiende a la europea), más cercano al pueblo y mas independiente de los poderes económicos y políticos, que ejercía un populismo obrerista bastante parecido al de Trump, con impuesto fiscal para los ricos y una política económica proteccionista y soberanista, pero sin dejar de defender los derechos sociales que hacía recordar al idealismo de Jimmy Carter.
Siendo él capaz de aglutinar sociológicamente a la masa de votantes que no llegaban a Hillary, pero el era demasiado radical para un partido demasiado acomodado en los lugares comunes, ella era mujer, feminista y liberal, ¿Qué mas se podía pedir?, Finalmente ella no llego a la meta de los 270 compromisarios pero si gano el voto popular, lo que hacia intuir que si había una resistencia social fuerte a Trump.
Avanzando la máquina del tiempo a 2020, Joe Biden, político curtido en mil batallas, exvicepresidente de Obama senador por Delaware desde hace cinco décadas, gana unas reñidísimas elecciones que parecen calmar al dragón pero como si fuera una comedia absurda a lo Scary Movie, una horda de freaks, desnortados, exaltados y excéntricos (uno parecia salido de un casting de dobles de Braveheart) asaltaron el Capitolio, lo que aprovecho Trump para echar mierda y agitar el fantasma del fraude, no funciono, pero la comedia siguió, las nieblas de la pandemia se disipaban, todo volvía poco a poco a un relativa normalidad, el congreso tenía una buena mayoría demócrata pero la invasión de Rusia a Ucrania en 2022 echo abajo todas esas ilusiones de tener una legislatura tranquila y después Hamás atacó Israel y este invadió Palestina, la inflación subió y volvieron los sudores fríos.
Un amigo mío me dijo que un presidente no se ve cuando las cosas van bien sino cuando las cosas van mal (la incompetencia en nuestro país hace muy bien resaltar esto últimamente) , en este caso Biden otrora un gran y experimentado político pero con un turbulento pasado personal, no supo gestionar lo malo, ni conservar el capital político que le habían otorgado, ya era demasiado mayor para enfrentarse a grandes crisis y su apoyo armamentístico a un Israel con el gobierno más derechista de la historia del país no ayudaba, especialmente en una generación como la mía, huérfana de grandes revoluciones y en busca de grandes causas, 2024 llegó y Trump se presento nuevamente a presidente con un Biden desmejorado, cansado y perdido ante su gobierno y ante sus electores siendo el primer debate presidencial lo que puso la puntilla.
Era un boxeador sonado enfrentándose a un campeón de los pesos pesados, Biden se negó a abandonar el ring pero la toalla ya estaba en el aire y entonces fue cuando su flamante vicepresidenta Kamala Harris, abogada, exfiscal, mujer, negra, de padre jamaicano y madre hindú, la campaña empezó a subir como la espuma, había recaudado el doble donaciones que su oponente, se reivindicaba como una Obama 2.0, parecía que ganaba y arrasaba haya por donde pasaba mientras ponía a su oponente como un ogro cavernario, mientras ella se vendía poco menos como la libertad guiando al mundo en el cuadro de Delacroix, finalmente perdieron y por goleada, 2016 se repitió para El Partido Demócrata, las caras largas y de consternación volvieron, ¿Por qué?, si nosotros somos representamos la libertad, la igualdad, el feminismo, el mundo libre, el medio ambiente etc.., pues yo lo dire, las elecciones no se ganan solo con ideas, se ganan con propuestas y con hechos.
Kamala no era una buena candidata era la única, era la candidata del presidente, del partido, era una improvisación, no una promesa, cuando los jóvenes del mayo de 68 fueron a la Renault, para que ellos se sumasen, ellos lo echaron a patadas, el realismo se impuso al idealismo, no es que el mensaje fuera malo, al contrario es necesario, pero el problema es que solo había eso, un mensaje y Trump con su aislacionismo y sus políticas de libre mercado con su aliado Elon Musk e sus propuestas sociales dignas de José Luis Torrente han conseguido más que todas las banderas, slogans y famosos juntos, a lo mejor sería momento que los demócratas estadounidenses y la izquierda global en general, volvieran a entrar en las casas y en las fábricas, en vez de mirarlas desde fuera, porque a lo mejor el batido de la cacareada libertad se lo acabaran bebiendo otros.