Pero también opino que La Línea, y por ende los linenses, tienen muchos valores positivos que nunca aparecerán en las cabeceras de los noticieros.
Con la etiqueta que titula este artículo, eso que los nativos digitales llaman hashtag, la diseñadora linense Silvia Quintanilla da a conocer de manera gráfica algunas de las numerosas bondades de La Línea de la Concepción que, como todos saben, ha sido noticia nacional estos días tras el asalto al hospital de veinte encapuchados que liberaron a un presunto narco detenido escasos momentos antes por la Policía Nacional que se disponía a recibir atención médica. Una vez más, La Línea es portada por una noticia negativa, sacada casi del guión de una película de acción.
No se puede negar la realidad linense. Existe un problema grave, muy grave, relacionado con el narcotráfico y el contrabando, y día sí día también vemos actuaciones tanto de Policía Nacional como de Guardia Civil, con la ayuda de la Policía Local en muchas ocasiones, desarticulando bandas de delincuentes y aprehendiendo ingentes cantidad de droga.
Sin que sirva de precedente, opino como el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, que considera que no es un problema solo policial. Es mucho más profundo, y puede hacerse aún más evidente una vez que se consuma la salida de la Unión Europea del Reino Unido, el famoso Brexit. Distinto es el inevitable y cansino cruce de declaraciones entre Gobierno y Junta de Andalucía acusándose mutuamente de no hacer lo suficiente. Hace ya años que La Línea debería contar con un plan especial.
Una ciudad viva y alegre.
Al igual que ocurre en otras localidades de la provincia gaditana, la presencia de La Línea en los informativos de las grandes cadenas nacionales se ciñe casi exclusivamente a episodios como el acontecido esta semana. Ya digo que sí, que el problema existe, sería un insensato si lo negara. Pero también opino que La Línea, y por ende los linenses, tienen muchos valores positivos que nunca aparecerán en las cabeceras de los noticieros.
Pero también opino que La Línea, y por ende los linenses, tienen muchos valores positivos que nunca aparecerán en las cabeceras de los noticieros
Y lo afirmo con conocimiento de causa. He vivido en La Línea, de hecho la única propiedad que he comprado en mi vida la adquirí allí; mi hijo mayor nació en el mismo hospital que tantas veces ha salido estos días en televisión, y he visto lo bueno y lo malo de este municipio que, por desgracia, tan denostada, e inmerecida, fama tiene. En varias ocasiones me han mirado de manera socarrona al contar que viví en La Línea, y siempre he contestado que hablan desde el desconocimiento de la realidad diaria del municipio. Sí, volvemos a decir que hay problemas, al igual que otras dos poblaciones de la provincia que reciben continuamente loas por, un poner, sus virtudes gastronómicas y sus restaurantes reconocidos.
Pues bien, yo les invito a que visiten La Línea y comprueben que viven en un error. Salir a comer, a tapear en La Línea, conlleva primero establecer una ruta predeterminada, porque hay tantos y tan buenos establecimientos que resulta complicado elegir. Disfruten del clima, de los museos, de los deportes naúticos, sus tradiciones, de las playas y las vistas que ofrece de Gibraltar, la Bahía de Algeciras y el Estrecho. ¿Qué hay cosas que mejorar? Como en todos sitios. Pero no piensen que todos los linenses se dedican al mercado ilegal de muy distintas mercancías porque no es cierto. Hay mucha gente honrada, humilde y trabajadora que por culpa de otros muchos, que provocan más ruido, se ven acarreados dentro del mismo saco.
Seguro que los linenses tienen muchos más comentarios positivos que hacer de su ciudad, pero valga mi pequeña aportación para intentar reparar la enorme injusticia que se comete con todos ellos por culpa de un puñado de indeseables. Y a las administraciones, hagan algo por favor. Olviden las campañas electorales y trabajen por los ciudadanos. Para eso les damos nuestro voto.
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