No quiero hacerlo, de verdad. No tan fácil. No así de fácil. Pero es que tengo un problema: está por aquí la familia y claro, la gente de Madrid siempre quiere ir a la playa. Mañana y tarde. Insaciables. Además tengo que ir sin falta al dentista, que se va en agosto, así que no tengo mucho tiempo. Por eso lo hago. Aunque sea fácil. Aunque sea muy fácil, que de verdad, en otras condiciones, en otra situación, no lo haría, haría otra cosa. En fin, voy.
Total, que el gobierno municipal se ha marcado que quiere que las zambombas navideñas (redundancia) duren hasta el día de Reyes (no sabemos si ‘Micaela’ o ‘Marinerito Ramírez’ deben seguir sonando incluso por la tarde, cuando ya se hayan quedado sin pilas los primeros coches teledirigidos). Qué cansino. Qué cansinos resultan los políticos. ¿Realmente hay algún político que de verdad piense que le han votado para eso? ¿Para esto? Es decir, ¿para levantarse una mañana y lanzar la primera que se le venga a la cabeza mientras remueve la leche del tazón del desayuno? Con lo bien, con lo guapo que está uno en su casa. Pero es que así también es muy fácil. Tan fácil como hacer este artículo. Coges una relación de cosas que funcionan en Jerez y dices: pues el doble. O cuarto y mitad. Y hala, p’alante. ¿Que las zambombas funcionan? Pues nada, hasta Reyes o, ya puestos, hasta Semana Santa… ¿Por qué no? ¿Que la Semana Santa funciona? Pues nada, pasos hasta en el Circuito. ¿Que la Feria funciona? Pues nada, seis meses de Feria. ¿Seis meses de Feria? Eso me suena… por cierto, menudo fiasco fue.
Zambombas hasta Reyes, claro, hombre. Porque lo dice el Ayuntamiento. Como ha sido toda la vida. De toda la vida de dios. Porque lo dice el Ayuntamiento. En verano… ¡a lo loco! Zambombas hasta Reyes. Primer tema de debate dos meses después de las elecciones. Dos meses para proponer que, por el Ayuntamiento, haya zambombas dos semanas más. Exactamente lo que están esperando los ciudadanos…