El negocio, regentado por el cantaor Mateo Soleá, echa el cierre este viernes. Parada obligada de artistas y especialista en guisos típicos, buñuelos y ensaladilla, el barrio se queda sin un referente contemporáneo.
El local debe tener unos 70 años y fue sede del no menos mítico bar Canaleja, en plena calle Ancha del barrio de Santiago. Hacia 2008 reabrió sus puertas de la mano de Mateos Jiménez Soto, conocido en el mundo del flamenco y del cante como Mateo Soleá, quien junto a su familia lo renombró con el nombre de Gitanería. Esta semana echa el cierre. No ha podido aguantar más pese a que incluso hace un tiempo agrandó el espacio y utilizó un enorme salón trasero para ampliar el negocio.
Los retratos y cartelería flamenca, unido a las imágenes religiosas, con especial atención a los titulares de la hermandad de Santiago, el Prendimiento y la Virgen del Desemparo, se despiden de esta castiza zona de la ciudad por cese de negocio, según ha podido saber este medio. Atrás quedan las tardes de buñuelos y su exquisita ensaladilla, y esa magia que se respiraba en una taberna que era paradero habitual de muchos artistas que residen en el barrio. A los desayunos les sucedían los guisos jerezanos más típicos e incluso algunas innovaciones como la hamburguesa bautizada como King Gitana.
Para el recuerdo queda ya la grabación en su interior del documental El cante bueno, duele, que realizó la NTR television y la Bienal de Flamenco de Holanda, bajo la dirección de Ernestina van de Noort. En ella aparecían artistas como Diego Carrasco, Jesús Méndez, el propio Mateo Soleá, y el llorado Manuel Moreno Moraíto. Santiago pierde con el cierre de Gitanería a uno de sus referentes, reciente en el tiempo pero que parecía consolidado en el corazón del barrio. Incluso prácticamente en su puerta se encuentra la parada del recorrido que el bús turístico hace por los principales focos de atracción de la ciudad, dando a entender que Gitanería era uno de esos santuarios flamencos que hay que pisar si se viene a Jerez.