Un tal Antonio Palomino acusaba a la ciudad de no torturar debidamente al asesino Martín Mendaño para el que pidió un trato "syn afeçion e syn fingimiento alguno"
De la importancia de estos cortijos de Vicos y Garrapilos durante los primeros momentos del golpe militar de julio de 1936 dan cuenta los documentos procedentes de la hoja matriz de servicios del comandante golpista Salvador Arizón Mejías