No está claro el efecto electoral que estos días de torpeza tras torpeza ha podido acarrearles, pero los más lúcidos del PP intuyen que han dilapidado en un abrir y cerrar de ojos lo conseguido con la anterior etapa
Que el rey emérito se le ocurra ahora aparecer significa tirar piedras contra su tejado y debemos suponer no le habrá hecho mucha gracia a su hijo, el actual rey Felipe VI