Un auténtico viaje al pasado a través de un buzón que llevaba sin abrirse casi 50 años. En 1973, un local comercial del barrio del Pilar de Madrid cerró sus puertas y el buzón de aquel negocio quedó en el olvido. Fue acumulando publicidad, cartas y facturas sin que nadie lo abriese en todo este tiempo.
Pero un nuevo portero, Taras, llegó al edificio y decidió que ya era hora de poner punto y final a aquella cápsula del tiempo.
Al abrir el buzón se encontró con infinidad de papeles. Mar Velasco, una vecina, le dijo que iba a darle un vistazo a todo lo que se había acumulado.
Y al final se encontró con todo un tesoro para nostálgicos y coleccionistas: desde un sobre Nescafé a una galleta Marbú Dorada, que entregaban por entonces, a modo de prueba, totalmente intactos, a pagos pendientes, cartas de la comunidad y una publicidad totalmente diferente a la de la época actual.