La historia de José Ignacio es de las que te reconcilian con el ser humano, a la vez que te dejan un gran poso de tristeza. Este hombre, tras 42 años viviendo en el mismo domicilio, ha sido ingresado en una residencia de ancianos, pero antes de su marcha ha querido dejar una emotiva carta a sus vecinos.
"El viernes me ingresan en la residencia de ancianos y estos son mis tres últimos días aquí. Quería agradeceros por siempre haber sido respetuosos conmigo y haberme tratado con cariño. Haber vivido aquí 42 años de mi vida ha sido un placer”.
José Ignacio ha confesado que va a echar de menor "las blancas escaleras, recoger una carta del buzón cada mañana, e incluso los niños que jugaban tocando los timbres por la noche".
A sus vecinos les ha dicho que va a estar bien y que espera que "esta comunidad tan bonita que hemos creado siga existiendo muchas generaciones más".