El olor de las salchichas de Kiko’s Hot Dogs abre el apetito de cualquiera que pase por este local de la calle Porvera con una nueva oferta para Jerez. El primer take away especializado en perritos calientes echó a andar hace una semana después de 10 meses “con el negocio montado, pero sin poder abrirlo”.
Kiko Rodríguez y María José Álvarez, los dueños de la conocida cafetería La Pirulina en la acera de enfrente, dieron a conocer su proyecto en el Puente de la Inmaculada del año pasado. Sin embargo, “el tema burocrático de las licencias no nos lo permitió en su momento a pesar de haber entregado la documentación y tuvimos que cerrar, después ya vino la pandemia”, comenta el empresario jerezano que reconoce que “son tiempos difíciles pero hay que intentarlo, estaba la inversión hecha y confiábamos mucho en el negocio”.
No es la primera vez que el devenir de los tiempos golpea a Kiko, que tuvo que reinventarse con un food truck cuando la crisis económica del 2009 dejó desarmada a la fábrica de picos gourmet que regentaba por aquel entonces. “Nos dejó hechos polvo”, recuerda el encargado que desde que montó su crepería sobre ruedas ha viajado por el mundo junto a su mujer hasta llegar a convertirse en campeones de España en 2017 en esta modalidad.
Entre idas y venidas sacaron adelante La Pirulina y ahora se atreven con Kiko’s Hot Dogs. “Viajamos mucho y somos muy aventureros, nos gusta conocer gente y otras culturas y costumbres”, confiesa el jerezano al que se le ocurrió bautizar al local con su nombre, “Kiko el de La Pirulina, Kiko el de los perritos, era lo que se nos venía”.
Al matrimonio pastelero se le encendió la bombilla y visualizó en la salchicha un mercado aún por descubrir. “Es un concepto diferente, cuando estoy en Asturias y hablo del puchero de Jerez la gente flipa, salir un poco de los parámetros y traerte cosas que no hay aquí creo que al final es lo que puede hacer que funcione”, explica Kiko desde detrás del mostrador de un pequeño local colorido y llamativo que evoca a un garaje.
Con el asesoramiento de otros compañeros, el establecimiento ofrece perritos calientes especiales que le dan una vuelta a las salchichas de toda la vida. En plena pandemia, el matrimonio apuesta por “seguir viviendo, el mundo no se tiene que parar, sabemos que ahora es trabajar más para ganar menos, pero saldremos”, apunta Kiko con ilusión.
“Ofrecemos salchichas alemanas pero personalizadas al estilo americano"
Tras probar productos de todo tipo en sus viajes, se decantan por las “salchichas alemanas, pero personalizándolas al estilo americano, es decir, damos una salchicha de calidad con la posibilidad de combinarla como tú quieras”.
Una revolución para los paladares recién hecha en un lugar donde se rinde homenaje al mundo del food truck. Kiko prepara los perritos encima de un camión y coge los ingredientes de un mueble portaherramientas. Además, el amante de las cosas antiguas ha decorado los rincones del local con una máquina de escribir Remington, bidones de aceite y una moto Kawasaki transformada con más de 26 años.
Aunque está todavía por terminar, “intentamos cuidar mucho la estética creemos que algo que se te venga a los ojos tiene más posibilidades, hemos querido darle el rollo de un garaje de motos”, sostiene el dueño que ha colocado un photocall con alas para brindar una experiencia más divertida a los clientes.
Los curiosos podrán probar hasta cinco tipos de salchichas XXL, de 120 gramos, “hechas al estilo alemán, le damos un poquito de cocción al baño maría para que se emblandezca un poco y después la pasamos por plancha”, comenta Kiko.
La Frankfurt, típica de Munich, la Pikanwurst, típica de Rhin, “especiada con un poquito de pique” o la Bratwurst, “la blanca con aroma a limón”, son algunas de las propuestas a las que se suman una salchicha de pincho moruno y la cervela, original de Alsacia, ahumada a madera de haya “la más grande”.
Una vez elegida la carne, que se introduce en pan de cristal, los comensales podrán añadir salsas más o menos picantes y toppings. Curry mango, barbacoa, cheddar, tártara, marroquí, mostaza o quema culo, “la salsa para campeones” se funden con baicon, guacamole, cebolla caramelizada y crujiente, chile con carne o pulled pork.
Mientras que prepara los primeros hot dogs de la noche, Kiko explica que “la Frankfurt de toda la vida es la que más se vende porque es la que más se conoce, después cuando va viniendo la gente y va probando, van pidiendo otras cosas, un día las componen de una forma y otro de otra”.
A las salchichas gigantes se unen las patatas Kiko Style, de tipo dipper con Frankfurt troceada, pulled pork y la salsa de la casa, “un poquito dulce con un poco de miel” que el jerezano recomienda contrastar “con el cheddar que tiene un poquito de pique”.
La apuesta del matrimonio se hace hueco en el centro de Jerez con vistas a convertirse en una franquicia como La Pirulina, que en breves se instalará en Bilbao y Sevilla. “Si los perritos funcionan la idea es franquiciarlo y tirar para más sitios, es mi sueño que esto también llegue a ese punto”, expone Kiko que no pierde la esperanza y confía en que este tipo de venta funcione “ahora con el toque de queda creo que son los productos que van a tirar más porque no se va poder salir a cenar”, lamenta.
A partir de las 20:00 horas los perritos calientes de Kiko están disponibles para recogida en local y en Glovo. Pese a todo, el matrimonio mira hacia delante y tiene claro que ahora “es un momento de remar”.