Pillar a Mario Domínguez Soto a primera hora de la mañana sin faena es casi imposible. Junto a su pareja Malena, este jerezano de 38 años va camino de cumplir una década al frente de uno de los bares estrella para desayunar en el centro de Jerez: Notaría Café Bar.
"Se nos ocurrió un día que vinimos a arreglar papeles aquí a la (oficina) de la Junta de Andalucía. Entramos, desayunamos y nos gustó mucho el local... queríamos pegar el salto y montar nuestro propio negocio", recuerda el hostelero, que empezó a los 17 años "fregando platos". "Me fui a Mallorca y trabajé en un hotel de 4 estrellas. Luego escalé a segundo maître y me vine para trabajar de encargado, y luego en una franquicia", añade. La historia es similar para Malena, que comenzó desde "muy chica" trabajando en heladerías y pizzerías.
Tras la crisis económica de 2008 y la inestabilidad laboral propia del sector, ambos decidieron arriesgarse y emprender una nueva aventura en solitario. A pesar de los primeros meses "difíciles y sin un solo día de vacaciones", Mario y Malena se hicieron un nombre en la zona, que frecuentan tanto vecinos, como turistas —hay varios hoteles cerca— y jerezanos que acuden a hacer gestiones a los bancos y oficinas de Porvera y Cristina.
"De casualidad vimos el anuncio de que se traspasaba y llegamos a un acuerdo con el dueño. Nos metimos en un momento difícil por la crisis pero poco a poco y echándole muchas horas lo sacamos adelante", explica con el uniforme del restaurante, que incluye un tintero en referencia a la profesión de notario.
"Lo de La Notaría fue porque no teníamos nombre y no sabía cuál ponerle. No veía lo de Bar Mario y la gente siempre decía: he venido a lo de la notaría a hacer tal papel... así que se nos quedó así", ríe. Lo que no esperaba el hostelero es encontrarse con un restaurante homónimo en Roquetas de Mar. "Me dijeron que se lo pusieron por un bar de Jerez. ¡Por nosotros! Ahora hay bares que se llaman La Notaría por todos sitios", bromea.
Así dio forma al negocio: un clásico del centro que ofrece todo tipo de desayunos priorizando siempre la calidad del producto. Entre sus desayunos destacan los de zurrapa de lomo o de hígado, manteca colorá, salmorejo, jamón york, pavo o carné mechá. Las especialidades incluyen la tortilla recién hecha o el jamón ibérico al corte, que para Mario es la "insignia" de un bar que ofrece unos 300 desayunos al día. "Es lo que la gente que viene buscando", comenta.
El bar, que también ofrece tapas, menús del día a 11 euros —cinco primeros y cinco segundos a elegir— y meriendas —a partir del día 24 con surtido de dulces de pastelería artesana—, también vende pan en la barra que tienen abierta hacia la Alameda Cristina. De Alcalá de los Gazules, de la Venta del Soldado de Medina hasta molletes de Espera y de Antequera. "Eramos los únicos que lo traíamos a Jerez en el mismo día", recuerda el hostelero, que quiso rescata una tradición de muchas ventas antiguas.
Mario está de estreno. Hace unos días terminó la instalación de una nueva terraza flotante con tablas de madera, que cumple con las ordenanzas municipales de veladores. "Estamos muy contentos, la idea surgió antes del covid pero lo dejamos en standby".
Con la separación entre mesas, tanto exterior como interior, intenta hacer las mañanas algo más agradables en una zona de constante ajetreo. De comer, mantiene el salmorejo y ha empezado con las habichuelas. "Ha llovido, ya toca, aunque la gente se come en verano una berza y no hay problema", bromea. No lo hay si encuentran comida casera: de eso no falta a ninguna hora del día en La Notaría.
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