Pongámonos en situación: llega la primavera, solecito, brisa marina, paseo junto al Atlántico... Hace unos meses abrió La Oveja Negra en Cádiz, en los peores momentos que la hostelería recuerda, y ahora que ya se empieza a respirar un poco mejor es un buen momento para hincar el diente a sus tapas gaditanas de autor.
Toque innovador y cabeza culinaria en plena ebullición. ¿Unas empanadillas de berberechos? ¿Un hot dog de choco en alioli de tinta y mayochipotle? Ok, pero también el venado en salsa o un sashimi con mormo, wakame y frutos rojos. Ángel Muñoz y su mujer, Cristina Muñoz, regresaron a Cádiz desde Córdoba, donde residían, y lo hicieron inaugurando en octubre pasado un gastrobar donde la oveja negra rima con diferente, no con algo peyorativo. Y su carta, si algo es, es diferente a lo que ofertan otros negocios hosteleros en la capital gaditana.
La cocina de Jorge Jiménez Pardavila no para de inventar propuestas, a cual más sugerente y deliciosa. Frente a la playa Santa María del Mar, muy cerca de Asdrúbal, funde la cocina tradicional con la inventiva de los fogones de aquí y de allá. "Proponemos una carta de platos y tapas gaditanas a partir de los productos de gran calidad de la zona", plantean, y añaden: "Saborea los atardeceres en la terraza con nuestras tartas y postres".
Pero el día empieza pronto en La Oveja Negra gracias a sus Desayunos con capricho, para luego tener la posibilidad de disfrutar, entre semana, con sus guisos del día: desde berza hasta papas con choco o carrillada ibérica. El 70-80% del producto es gaditano, carnes de El Alcázar o atún de Petaca Chico, y el objetivo es también recuperar platos tan típicos en Cádiz como la paniza, un aperitivo de harina de garbanzo cocida en agua y posteriormente frita que rima con vermú a mediodía. Hagan la prueba.