Rollitos caseros en Thousand Islands, la cocina en vivo del filipino de El Puerto que no se esconde

Ferdinand Navarra y Evelyn Castro inauguraron en el centro comercial Bahía Mar en 2016 el único restaurante filipino de la ciudad con una carta basada en arroces y verduras

Evelyn, Ferdinand, Karl y Erwin en el interior del restaurante filipino Thousand Islands.
Evelyn, Ferdinand, Karl y Erwin en el interior del restaurante filipino Thousand Islands. MANU GARCÍA

Más allá del pescaíto frito, la pizza o la hamburguesa, existen platos que también dan alegría a los paladares. Nunca está de más degustar algo diferente y poco común en las mesas andaluzas. En el centro comercial Bahía Mar, frente a la cartelera, se halla un local con salón y terraza que rinde homenaje a la comida asiática y filipina con un toque personal.

Thousand Islands, popularmente conocido como “el filipino”, es el único restaurante de El Puerto que ofrece platos elaborados por una familia natural de Luzón, una de las más de 7.000 islas que presenta Filipinas.

Fue en junio de 2016 cuando Evelyn Castro Elaydo y Ferdinand Navarra Tomaneng pusieron en marcha este local. Él llegó a España en 1992 y pronto se incorporó a la plantilla del establecimiento Manila, en Jerez, donde conoció a su pareja hace ya casi 12 años. “Estuvimos trabajando allí, pero queríamos un local propio”, cuentan desde una mesa.

En los fogones del restaurante filipino situado en Bahía Mar.
En los fogones del restaurante filipino situado en Bahía Mar. MANU GARCÍA

Con un talante risueño, los hosteleros recuerdan el día en que los pastores de una iglesia ubicada frente al aparcamiento les avisaron de que uno de los locales iba a ser traspasado. Juntos, decidieron preguntar y, con valentía, se lanzaron a la aventura de emprender su propio negocio después de haberse topado con condiciones precarias. “Gracias a dios estamos aquí, es una experiencia. Dios nos ha dado fuerza y salud”, comenta Evelyn.

La filipina suspira cuando se le vienen a la cabeza los inicios de su restaurante, que poco a poco, se ha ganado el cariño de los compañeros de restauración y de las familias dispuestas a descubrir otros sabores. “Fue muy duro, estábamos los dos nada más y era la primera vez que íbamos a manejar un local, éramos nuevos, de otro país, es difícil”, comenta.

Arroz tres delicias.
Arroz tres delicias.  MANU GARCÍA

Con tesón y esfuerzo, ambos saltearon los baches y poco a poco empezaron a recibir clientes que se acercaban por el boca a boca. Además de los fieles de la Iglesia, que solían celebrar sus reuniones con ellos.

Los más curiosos ojeaban la carta de este establecimiento cuyo nombre alude, no solo a los miles de islas de Filipinas sino también a una salsa típica. “A mi me encanta”, confiesa Ferdinand, que la elabora a su manera.

“La base de nuestra comida es el arroz y la verdura”

Los primeros tres años, Evelyn y Ferdinand asentaron las bases del proyecto. Pero en 2019 les propusieron a sus hijos Erwin y Karl Castro Cabay -en su país natal el apellido de la madre va primero- que les echaran una mano. “Ellos estaban trabajando de lo mismo en Marbella y aceptaron venir”, cuenta a lavozdelsur.es.

Evelyn elabora los rollitos de uno en uno.
Evelyn elabora los rollitos de uno en uno. MANU GARCÍA
Lumpias y rollitos.
Lumpias y rollitos. MANU GARCÍA

Desde entonces, ya no se quedan hasta las 3 de la madrugada limpiando, como hacían antes, y trabajan al unísono. La familia al completo ya se encuentra en los fogones preparando sus platos de cocina filipina e internacional.

“La base de nuestra comida es el arroz y la verdura. También el cerdo y las gambas”, explica la hostelera que destaca como “el plato número 1” el cerdo en adobo con arroz blanco. Según cuenta, es un guiso cocinado con “un condimento a base de vinagre y soja que no es tan fuerte como el adobo de aquí”.

Además del arroz tres delicias, en su oferta no faltan los rollitos de primavera con carne de ternera y verduras, y los rollitos filipinos a los que llaman “lumpias”. Evelyn rellena los rollitos uno a uno, al más puro estilo artesano. “Aquí la comida se hace al momento y se ve”, comentan.

Ferdinand en la cocina del establecimiento.
Ferdinand en la cocina del establecimiento. MANU GARCÍA
Cerdo en adobo con arroz.
Cerdo en adobo con arroz blanco. MANU GARCÍA

Los filipinos apuestan por el concepto de cocina en vivo y elaboran sus platos a la vista de los comensales. Una declaración de honestidad en toda regla. “Si lo cerramos es más probable que la gente no confíe, así no estamos escondidos”, cuentan.

Al otro lado de la sala, Ferdinand mueve la sartén mientras sus hijos sirven un plato de crispy pata, o lo que es lo mismo, codillo frito, con salsa importada de Filipinas. El lechón kawali es otra de sus propuestas, en este caso, adaptada ya que, según explican, “en nuestro país se cocinan 20 kilos enteros, pero nosotros lo cortamos para que quepa en la sartén”.

Crispy pata, codillo.
El plato Crispy pata presenta codillo frito. MANU GARCÍA
Plato de Chop suey.
Plato de Chop suey. MANU GARCÍA

Thousand Islands también cuenta con muchos clientes vegetarianos que no se resisten al salteado de verduras o Chop suey. “Todo es natural y utilizamos productos frescos. Para nosotros es importante ofrecer comida saludable, son nuestros principios”, expresa Evelyn que también propone “precios asequibles” para todas las familias.

A su vez, es uno de los sitios favoritos de los deportistas que frecuentan el gimnasio del centro comercial y de algunos visitantes de Sevilla, Vejer, Sanlúcar o Arcos que llegan a ir hasta dos veces al mes.

Esta familia encantadora continúa al pie del cañón con la fachada recién renovada y con las mismas ganas que hace 6 años, cuando ampliaron la oferta gastronómica de la ciudad. Siempre agradecida con las personas que confiaron en ellos, probaron y siguen repitiendo.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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