Hace ya casi ocho meses que el joven cocinero jerezano Isidro López cerró su pequeño gastrobar en Sierra del Aljibe (en la barriada San Joaquín) para dar un salto y crecer reabriendo en un local en pleno centro de Jerez. Sin fecha oficial aún de apertura, se espera que esta Navidad haya un nuevo rinconcito en el entorno de la plaza Aladro, en la que sin duda se ha convertido en la milla de oro gastronómica de la ciudad gracias a otros restaurantes como Lú. Cocina y Alma (una estrella Michelín para su chef, Juanlu Fernández) y Mantúa, de Israel Ramos.
En el caso de Isidro López, siempre tuvo la ilusión de abrir su propio negocio y en 2017 decidió tirarse a la piscina con Tiemar, la Gastrofábrica, un sitio que en apenas año y medio se quedó pequeño. “Era un sitio pequeñito, para aproximadamente veinte comensales. Ha habido muchos días en los que teníamos que decir a bastante gente que no se cabía”, cuenta a lavozdelsur.es un cocinero creativo que reconoce que al principio hubo gente que le dijo que era un negocio que no iba a funcionar porque “a la gente de Jerez le gusta otro tipo de cocina". "Nuestro bar antes era una tasca que ofrecía desayunos y al lado teníamos un burguer. Me sorprendió lo bien que funcionó, fue muy importante el trabajo, la ilusión y las ganas que pusimos”.
El nuevo Tiemar tendrá dos plantas. En la de abajo, se encontrará un gastrobar muy parecido al anterior cuya principal novedad será la cocina abierta. “Será una cocina más callejera e informal, en la que cocinaremos delante del comensal. La idea es que estés viendo cómo te cocinan en la cara”. En la de arriba, se abrirá un menú degustación con la intención de acercar la alta cocina a Jerez. Se espera dar un servicio más íntimo para unos veinte comensales y, además, contará con un reservado para unos 15.
La carta, confiesa, será muy diferente e irá dependiendo y adaptándose a las materias primas y los productos con los que cuente, pero mantendrá los platos estrella que a la gente tanto les ha gustado. “La idea es dar un pasito más, me gusta renovarme para que el cliente no se aburra, pero la gente me mataría si no pongo los baos de pato o el nigiri de arroz”, afirma Isidro divertido.
“Todo cocinero sueña con ganarla (estrella Michelín), lo que no significa que si no te la dan no seas bueno. Ahora mismo solo pienso en hacer mi trabajo y disfrutar cocinando"
Muy cerquita del nuevo emplazamiento, como se ha dicho, se encuentran también otros restaurantes de alta cocina como Mantúa o Lú, que en el último año ha logrado ganar su primera estrella Michelín y cuyo cocinero ha sido reconocido por el Ayuntamiento con el Premio Ciudad de Jerez. Lejos de hacerse competencia, Isidro habla de que así habrá más variedad para el comensal por las distintas cartas que ofrecen estos restaurantes. “Cada uno tenemos una forma de ver la cocina muy diferentes. Lú ha puesto a Jerez en el mapa de millones de personas y estamos avanzando muchísimo. Estamos trayendo conceptos de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, y eso nos viene genial a todos”.
A sus 26 años, Isidro es considerado por muchos críticos gastronómicos como un serio candidato a traerse a Jerez una segunda estrella Michelín en un futuro no muy lejano, un hecho que a él no parece quitarle el sueño. “Todo cocinero sueña con ganarla, lo que no significa que si no te la dan no seas bueno. Ahora mismo solo pienso en hacer mi trabajo y disfrutar cocinando. Lo que venga, bienvenido será”.