El Juzgado de lo Penal número 5 de Málaga ha absuelto a la tonadillera Isabel Pantoja de un delito de insolvencia punible por el que se enfrentaba a tres años de prisión tras la venta del chalé Mi Gitana de Marbella. La artista se sentó en el banquillo de los acusados el pasado 22 de marzo y durante su declaración aseguró no haber cometido ningún delito y que cuando se enteró de que había una deuda relacionada con su casa de Marbella con la constructora Codabe ella estaba en prisión y “no tenía la cabeza para nada”.
Así lo han confirmado fuentes judiciales, quienes han apuntado que igualmente ha sido absuelto el otro acusado, administrador de otra sociedad, que llegó a un acuerdo extrajudicial con la empresa de Pantoja por una deuda. La Fiscalía malagueña solicitó que se le impusiera a la cantante un pena de tres años de prisión al acusarla como supuesta cooperadora necesaria de un delito de insolvencia punible.
Las acusaciones sostenían que Panriver y otra empresa, Codabe, a la que la primera debía 114.000 euros, actuaron "en perjuicio de los derechos de créditos" de una tercera sociedad, con la que Codabe había reconocido una deuda de más de 800.000 euros, y llegaron a un acuerdo para pagar la deuda, con una quita importante.
Pantoja declaró en el juicio que desconocía las deudas que tenía Panriver con otras empresas y las operaciones realizadas para saldarlas, asegurando que estando en prisión por su condena por blanqueo de capitales dio un poder a su hermano Agustín Pantoja "para vender la casa o para que el banco se la quedara para pagar lo que fuera", ya que tenía todos sus bienes como aval de dicho inmueble.
"Solo quería salvar mi patrimonio, no me importaba la casa", aseguró en la sala, indicando que su problema "era que avalé esa casa con todos mis bienes, he trabajado toda mi vida", afirmó en la sesión del juicio, apuntando que si estaba privada de libertad "no podía pagar, porque no podía trabajar". La cantante insistió a lo largo de toda su declaración en que desconocía estos asuntos económicos o de embargos sobre las fincas, para lo que, según manifestó, tenía a sus asesores fiscales, "que algunas veces lo han hecho bien y otras mal", y abogados.
El otro acusado dijo no saber nada de levantamientos de embargos ni de acuerdos con la sociedad de Pantoja, con la que no tuvo contacto, indicando que firmó dos reconocimientos de deuda de unos 300.000 euros cada uno, pero "estaba mal psicológicamente" y no sabía lo que estaba firmando.