Se convierte en una bola roja incandescente y se hunde lentamente en el mar. Y en la costa de Cádiz, la gente acude a la playa, al campo, a los chiringuitos, al mar y hasta se concentra en una fortaleza para celebrarlo. Miran al mar como el que despide a un barco. Otros aprovechan para hacer yoga.
En la capital, en el castillo de Santa Catalina, construido tras el asalto anglo-holandés de 1596 y modelo originario de muchos otros del continente americano, todos los miércoles de julio y agosto, el sol de despide al son de diferentes espectáculos gratuitos, que van desde una mezcla desde la música clásica y el flamenco al pop andaluz. Cada día tienen su afán y cada puesta de sol también.
La fortaleza se adentra en el mar, el sol también y los gaditanos aguardan con música de fondo a que el sol se esconda. Al final todos aplauden al astro rey como si esta vez lo hubiera hecho mejor que nunca y se van paseando por la playa de La Caleta y el barrio de la Viña.
En Chiclana, la empresa Albarco organiza un viaje en barco todas las tardes, para ver cómo se pone el sol en torno a la silueta del islote de Sancti Petri, desde julio hasta el 15 de septiembre. El barco sale del puerto deportivo de Sancti Petri y, tras dar un paseo por el parque natural Bahía de Cádiz a través del Caño de Sancti Petri, se detiene frente al islote dónde la mitología cuenta que Hércules tenía su templo.
Si el héroe separó el continente europeo del africano, no es de extrañar que tuviera su santuario en esta isla que se encuentra a sólo una milla de la costa y a 38 del Estrecho de Gibraltar. La embarcación se para cerca de la isla, y absortos, los viajeros contemplan cómo el sol se desliza sobre la silueta del castillo. No es una ilusión óptica sino la magia de la naturaleza. “Podría ser la humedad” comenta Javier Ramírez, armador del barco, para el que sigue siendo un misterio que este sol se ponga rojo y te invite a mirarlo de frente.
Ni la mejor fotografía es capaz de reproducir cómo se esparcen las ondas azules por el Atlántico y el resplandor del sol poniente se transforma en una luz roja y anaranjada, púrpura y rosa también. El fenómeno tiene nombre –efecto Rayleigh- pero no la emoción que produce contemplar esta luz crepuscular sobre la lámina de agua. El sol cae de izquierda a derecha, suavemente y parece que va rodando, bordeando las ruinas del castillo, flotando en el aire hasta que se hunde. Pero queda la satisfacción de haber asistido a un espectáculo siempre único aunque el sol se levante cada día.
La provincia de Cádiz cuenta con 3.000 horas de sol, 300 días de sol al año y 260 kilómetros de costa para ver cómo se esconde, en sus dos mares, en el Mediterráneo o en el Atlántico
Javier lo sabe bien, por eso las visitas marítimas se adaptan a los caprichos del sol. El barco sale los días de julio a las nueve de la noche. En agosto hay que embarcar a las ocho y media y en septiembre, como anochece antes, a las ocho y cuarto de la tarde.
Este rincón andaluz está colmado de leyendas porque hasta él llegaron personajes de la antigüedad tan relevantes como Aníbal o el emperador romano Julio César. También cuentan que en Sancti Petri se alzaba un santuario fenicio consagrado a Melkart. Los navegantes que llegaron a estas costas hace unos 3.000 años le rendían culto y a pocos kilómetros fundaron Cádiz, la capital de la provincia, la abuela de Occidente.
El paseo tiene una duración aproximada de una hora y el precio oscila entre los 12 euros para los mayores y 6 euros para los niños de entre 3 y 12 años. El precio para los mayores de 65 es de 9,50 euros y los menores de 2 años, incluidos, viajan gratis.
Asimismo, la propia Albarco ofrece los martes y viernes del 8 de julio al 11 de septiembre viajes a la puesta de sol de la capital gaditana, a través de un recorrido en barco alrededor de las murallas de la histórica ciudad, ofreciendo paisajes inolvidables desde el mar de la Alameda Apodaca y el Parque Genovés, terminando el viaje con una maravillosa puesta de sol en la playa de la Caleta. Si bien, este viaje cuenta con una ruta alternativa por la Bahía de Cádiz, dependiendo del estado del mar.
La duración del viaje es de aproximadamente 75 minutos y su comienzo variará según el mes: a las 20.45h en julio, 20.15h en agosto y 19.45h en septiembre. El precio para adultos es de 12 euros y para niños de 6 a 12 años: 6 euros. Los niños de hasta tres años viajan gratis (máximo un niño gratis por adulto). El coste de la entrada para los mayores de 65 años es de 9,60 euros.
Muy cerca de las playas de Zahara de los Atunes y de los Caños de Meca se encuentra Montenmedio Arte Contemporáneo (NMAC), un parque de esculturas al aire libre donde se propone pasear por el bosque.
El Centro de Montenmedio también ofrece la visita “NMAC bajo la luna llena”, que tendrán lugar el sábado 9 de julio, el domingo 6 de agosto y el martes 3 de septiembre. Durante estos recorridos, las noches de luna llena, la Fundación NMAC ofrece visitas al parque de esculturas, donde los visitantes podrán acercarse a las obras y verlas de una forma diferente, en una visita guiada nocturna llena de magia, que permitirá descubrir los secretos más escondidos del bosque.
Montenmedio Arte Contemporáneo acoge un parque de esculturas donde artistas internacionales de reconocido prestigio como Marina Abramović, Sol Lewitt, Olafur Eliasson o Maurizio Cattelan han realizado proyectos específicos para este bosque mediterráneo. La colección está compuesta por unas 30 obras que conviven con pinos piñoneros, acebuches y sabinas.
Hay senderos en los que predomina el aroma a romero o a tomillo y en cualquier momento se pueden cruzar en el camino una familia de meloncillos en fila india, ciervos o faisanes. También habitan en la zona el búho real, los verderones, las tórtolas o los herrerillos. Para estas visitas, es imprescindible la inscripción previa. El precio es de 12 euros, con descuentos especiales para niños y estudiantes. Cada uno de estos recorridos dará comienzo a las 22:00 y durará aproximadamente dos horas.
Para visitar el NMAC es necesario reservar en el número 956 455 134 o enviando un correo a reservas@fundacionnmac.org
Hasta que lleguen las primeras lluvias, las salinas viven su máximo esplendor, que en los atardeceres adquieren una inesperada gama de colores. Es tiempo de cosecha, de caminar entre montañas de sal y disfrutar de este recorrido al aire libre. Para conocer cómo cae la tarde entre salinas y más que nunca huele a mar, una buena opción es dirigirse a Sanlúcar de Barrameda por la carretera de Bonanza a Monte Algaida.
Todos los jueves desde junio hasta septiembre a las 19:30 de la tarde Compuertas ofrece la posibilidad de contemplar la puesta de sol sobre Doñana desde las salinas de Proasal. Para poder hacer la visita es necesario hacer una reserva en la página web de la empresa Compuertas (www.compuertas.es), existiendo la posibilidad, para grupos mayores de 12 personas, de concertar la visita en un día distinto a los estipulados oficialmente. El precio de esta actividad es de 6 euros.
Y es que la provincia de Cádiz cuenta con 3.000 horas de sol, 300 días de sol al año y 260 kilómetros de costa para ver cómo se esconde, en sus dos mares, en el Mediterráneo o en el Atlántico. En varios puntos de la costa hay quien se reúne en la arena sin que nadie los haya convocado, oficialmente. Cada vez son más. Algunos de los mejores lugares para contemplarlo son el Faro de Punta Camarinal en Zahara de los Atunes, en el Faro de Trafalgar de los Caños de Meca o en las calas de Roche entre Conil y Chiclana de la Frontera. Desde lo alto de los acantilados de las calas y hasta el Faro del puerto pesquero de Conil, se puede disfrutar de unas maravillosas vistas de la puesta de sol.
En las playas de Tarifa también hay miradores excepcionales y en Cádiz capital la playa de Cortadura. Sanlúcar de Barrameda, es otro de los lugares imprescindibles porque el sol se esconde tras el parque nacional de Doñana, separados por la desembocadura del Guadalquivir, el río grande de Andalucía como significa su nombre.
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