El Aljibe es uno de los restaurantes con más encanto de Arcos. Instalado en una antigua casa andalusí en el número 10 de la calle Cuesta de Belén, en pleno casco histórico, este espacio pretende ofrecer al comensal una experiencia de lo más inmersiva en la gastronomía y la cultura de Marruecos. Además, preparan diferentes platos típicos andalusíes para completar su oferta a la vez que dan a conocer los manjares clásicos de la zona.
A Laura Jiménez, su propietaria, le encanta la cocina, por eso decidió embarcarse en un proyecto empresarial relacionado con la hostelería. "La cocina marroquí y la de Al-Andalus tienen muchas cosas en común, por eso pensé en montar un restaurante que ofreciera algo que no hubiera en Arcos", recuerda. Comenzaron a trabajar en junio de 2018 y estuvieron aproximadamente un año abiertos hasta que llegó la pandemia. "Fue un caos y nos cogió justo cuando estaban empezando a conocernos, pero afortunadamente ya pasó", cuenta.
Un hospital cristiano o un hospicio entre sus muchas vidas
En el siglo XIII, la casa donde se ubica El Aljibe fue un hospital cristiano, el de San Sebastián y San Roque. En 1264, el doctor Leiva adquirió la vivienda previa conversión al judaísmo por orden de Alfonso X el Sabio. Allí permaneció instalado hasta 1595, cuando se refundieron los hospitales de Arcos a petición del Cardenal Castro. Ya en 1968, el espacio fue donado al Convento de San José del Valle, siendo utilizado como hospicio de la Orden de Carmelitas Descalzas, dependiente de su convento del Desierto de Valle. Posteriormente, quedó desierto y fue utilizado para diversos menesteres.
Los inicios no fueron fáciles, ya que por el tipo de local en el que iban a trabajar y su ubicación necesitaban diferentes licencias, además de tener que insonorizarlo. Sin embargo, como señala esta hostelera arcense, "tras 8 meses moviendo licencias pudimos celebrar la apertura y empezamos el proyecto". También reconoce que "a primera vista, cuando ves el local te da la sensación de ser lujoso y eso era un poco problemático. Yo al principio no quería poner la carta en la puerta pero me di cuenta de que hacía falta para que la gente pudiera ver los platos y los precios".
Así, poco a poco lograron asentarse en la zona. "Tras estos años hemos mantenido nuestra línea de actuación. Nuestros clientes se van contentos y les damos un trato cercano y familiar" asegura. A colación de esto quiere incidir en que "desafortunadamente hoy en día no hay muchos restaurantes en los que exista este trato hacia el cliente. Es una pena que haya gente que no ame su trabajo y eso se nota de cara al público. Aquí todos los trabajadores nos implicamos en cada detalle y hacemos que todo el que venga se sienta como en casa".
Nada más entrar, a mano derecha se encuentra el antiguo aljibe de la casa, que se ha mantenido y transformado en un salón reservado para reuniones especiales. "Lo hemos dejado tal y como lo encontramos. Conservamos el bocal del pozo que tenemos cerrado por un cristal y la parte de abajo la hemos tapado para que no se vean los cinco metros de caída que hay, ya que podía ser un poco agobiante", explica. Tanto en esta parte como en el resto del local, la ambientación, los cuadros de diferentes calles de Marruecos y la música de fondo ayudan a crear una experiencia única.
A continuación se encuentra el pasillo que conecta los salones. Aquí está la cocina principal en vivo -disponen de una exclusiva para cocinar el cerdo- dirigida por Stephan, el jefe de cocina, un chef francés que vivió muchos años en Casablanca y que conoce a la perfección los entresijos de la comida árabe. También cuentan en su equipo con una cocinera marroquí afincada en Arcos que prepara el pan y los dulces típicos cada día.
Hace aproximadamente un mes, El Aljibe varió su carta -elaborada casi al completo por el chef-. Dentro de su oferta se encuentran platos muy conocidos de la gastronomía marroquí como el cuscús, del que disponen de distintas variedades, la pastela de pollo o el tallín. También cuentan con opciones más clásicas, como el atún rojo, la ternera o la presa ibérica. Para cocinar todos los platos recurren a productos de cercanía. "Disponemos de carne, pescado, verduras y fruta de muchísima calidad en Andalucía y hay que darles salida. El resultado de cocinar con estos productos es sencillamente espectacular", afirma Laura.
Además, han añadido los entrantes para que los comensales puedan picar algo mientras esperan sus platos. "La cultura de tapeo que existe en Andalucía no es incompatible con la comida árabe, por ejemplo, así que decidimos meterlo y está funcionando muy bien", indica. Así, han ideado, por ejemplo, una tabla con croquetas de cordero, falafel, humus y dátiles que se encuentra disponible para dos o cuatro personas y que cuenta con una versión vegetariana. "Como este tipo de comida utiliza tanta verdura nos resulta muy sencillo adaptarnos a estas necesidades", subraya la propietaria del local.
Los precios en El Aljibe se adaptan a todos los bolsillos. Cuentan con raciones y medias raciones y con platos con mayor o menor elaboración, moviéndose en una horquilla de precio bastante asequible. De hecho, como ya se ha comentado, se pueden consultar en el cartel que se encuentra junto a la entrada del establecimiento.
Otro aspecto en el que desea hacer hincapié es en el uso del horno de leña, que le da un gusto único a lo que se cocina. "No es lo mismo cocinar al fuego que al horno de leña. El sabor es completamente distinto. Es cierto que los tiempos de espera son un poco mayores pero merece la pena", dice. Por eso mismo, la inclusión de las tapas les ha venido muy bien para amenizar la llegada de la comida.
Una vez se ha comido -mucho y muy bien, por cierto-, es el momento de degustar las típicas pastas y el té moruno. Aunque la comida haya resultado saciante, es recomendable probarlas, ya que son completamente diferentes a las que se estilan en España. Por su parte, el té caliente acompañado de hierbabuena viene genial para calmar el estómago y facilitar la digestión.
En cuanto a las bebidas, en este establecimiento sí venden alcohol y disponen de una amplísima carta de vinos de toda España. "Tenemos mucha variedad pero yo siempre recomiendo los de la sierra de Cádiz", afirma. Dentro de su pferta se pueden degustar los vinos Barbazul, Taberné, Tesalia o Barbadillo entre otros, a los que se suman los clásicos como el Rivera del Duero.
El Aljibe se ha hecho un hueco en el centro de Arcos. Laura Jiménez se siente "muy feliz" de ver que por sus mesas pasan clientes jóvenes, mayores, familias o empresarios. "Esta cocina le gusta a todo el mundo", comenta notablemente satisfecha. De hecho, parece que el boca a boca está funcionando genial, ya que "están viniendo personas de todos lados. Aquí ha venido una familia de Málaga que había venido a Arcos exclusivamente para comer aquí".
Sin duda, este negocio se ha ganado un hueco en el casco histórico de Arcos y aspira a tener una vida amplia y exitosa. "Invito a todo el mundo a que nos conozca y pueda probar nuestra cocina porque, aunque está mal que yo lo diga, está riquísima", concluye su propietaria.