El olor a vino todavía impregna muchos de los rincones del intramuros de Jerez. Una de las responsables directas de que todavía haya cascos bodegueros centenarios almecenando tesoros del jerez es Bodegas Fundador. La antigua Domecq, desde hace unos años propiedad del magnate filipino Andrew Tan, no solo sigue siendo una de las principales productoras y vendedores del Marco, sino que también se ha apuntado a potenciar la vertiente enoturística, tanto para visitantes de fuera como para los propios vecinos de Jerez y municipios próximos.
Un almacén reconvertido en tapería, en el entorno de la calle San Ildefonso, en pleno centro histórico de la ciudad, es la apuesta desde hace unos años por ofrecer un mix de jerez, brandy, coctelería, gastronomía de calidad, catas y actuaciones en vivo en las noches de verano. Es la Tapería Fundador, que deja estos meses experiencias inigualables en su refrescante patio enclavado en la bodega más antigua del Marco (1730) y junto a los muros del vetusto antiguo Convento del Espíritu Santo.
Un marco incomparable (esta vez no es una forma de hablar)
Póngamos en situación: noche estrellada de verano, Catedral iluminada al fondo, un mojito de brandy y unos aperitivos mientras suena un concierto en vivo de jazz. ¿Es posible esto en Jerez? Pueden comprobarlo en la variada y suculenta oferta que una temporada más lanza por estas fechas la división enoturística de una bodega que, además, tiene abiertas sus puertas a las visitas a partir de cada mediodía (de martes a sábado) en grupos de máximo de veinte personas para cumplir con los rigores que aún impone la pandemia.
Paté al Harvey de Pedro Ximenez, un poke mixto o un faisán relleno de dátiles con salsa strogonoff... la carta de la tapería va más allá, como puede intuirse, de las simples tapas. El restaurante ofrece almuerzos (en julio y agosto) de martes a sábado desde las 13.00 horas. Jueves, viernes y sábado hay también cenas a partir de las 21.30 horas.