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Dicen los dueños de este pub de la calle Arcos que las vigas del local tienen varios siglos, al haber sido el espacio una de las bodegas que los cartujos tenían en el corazón histórico de Jerez. "Tiene un tratamiento especial, la bodega está muy bien conservada y todo lo que ves lo he hecho con mis propias manos", explica José. Este hostelero ceutí decidió a principios del pasado año dejar Estepona, donde regentaba otro negocio, para venirse a Jerez junto a su esposa Jeannique, natural de la localidad flamenca de Brujas.
"Nos encanta Jerez, estamos haciendo muchos amigos", explica por su parte la emprendedora belga, que lleva más de 20 años en España y que ha acompañado a su pareja en esta nueva aventura. Todo comenzó hace unos años con un viaje a la ciudad a propuesta de un amigo jerezano de la pareja. "Nos gustó mucho y pensamos que aquí había posibilidades", recuerda José, que se hizo con el arrendamiento del local a principios del pasado año, reformándolo totalmente con una decoración personalizada, de estilo urbano, a medio camino entre bar musical y el pub de juegos y deportes. El hostelero caballa, que hizo sus pinitos como futbolista cuando era juvenil, dejó el mundo del balompié y trabajó durante 20 años en el ámbito de la noche y la seguridad en Puerto Banús, donde conoció a numerosos famosos.
"Ese cuadro firmado por Messi me lo regaló un amigo en común", explica entre bufandas de equipos de fútbol, en el salón más profundo del establecimiento, que cuenta con dos mesas de billar profesional y un futbolín. A esas imágenes, le acompañan fotografías con los Mojinos Escozíos —amigos de la pareja— y con otras personalidades. En la entrada, también hay dardos y una decoración bastante singular, con la presencia de discos de vinilo colgados —Elvis Presley como protagonista—, una guitarra con la bandera norteamericana, y unos asientos y mesas hechos por él mismo con neumáticos. "Queremos ofrecer un espacio para que jóvenes y también adultos puedan venir, un sitio tranquilo con menos barullo de gente, buena música, tomarse algo y jugar un rato", explica Jeannique, que reconoce que el pub está yendo de menos a más, al pasar algo desapercibido por las mañanas en esta zona. El boca a boca y sus buenas reseñas les está dando buen resultado en una calle Arcos, que no tenía ambiente nocturno desde hace años y que se presenta como una alternativa a la masificación de otras partes del centro.
"Nos ha pasado mucho, gente que vive aquí cerca y se ha enterado hace poco que llevamos abiertos desde el 31 de marzo del año pasado, pero el que viene repite y ya tenemos clientes habituales que son vecinos del barrio", cuenta José con la carta de bebidas y de comida en las manos. Además de cervezas nacionales e internacionales, Don Pepón —a José se le ha quedado ese apodo derivado de Pepe— tiene una serie de cócteles elaborados en el mismo local y fruto de la experimentación de su propietario. Entre ellos, un mojito hecho con vino de Jerez —utiliza cream en su elaboración—, el cóctel Sputnik —tequila, curaçao, cerveza y zumo de limón—, Luna Azul—ginebra, curaçao, zumo de piña y limón—, Eclipse de Silvia —vodka, granadina, azúcar y zumo de limón—, Don Pepón —Baileys, azúcar, leche condensada y galletas oreo—, así como los cócteles Frozen Frutos Rojos, Fiona, Avatar, Galaxia de Sabi y otros clásicos como el daiquiri o la piña colada.
Además de la amplia oferta de bebidas, hay montaditos con pringá casera, piripi con lomo adobado, bacon y alioli con queso, uno de rulo de cabra con filete de lomo y cebolla caramelizada, serranitos y pepitos de pollo en salsa. Mención especial, dice su propietario, para la hamburguesa de pollo que lleva su nombre: Don Pepón. "Tiene una salsa especial que he creado yo mismo", dice sobre el aderezo, hecho con "especias de la casa" a partir de una salsa de yogur aromatizada, con lechuga y queso cheddar.
Desde la barra, José y Jeannique señalan la decoración del local, ya listo para estas fechas navideñas, y las paredes, que emulan mampostería de ladrillo pintadas y replicadas, pieza a pieza, por su propietario. La música, mayormente de los años 80, invita a tomarse una copa y echar una partida en un pub que recuerda a los bares nocturnos de toda la vida, esos que se han ido perdiendo entre luces de neón y música a todo volumen. Don Pepón es diferente, un lugar donde escuchar clásicos del rock y del pop mientras se parlotea entre amigos y colegas en pleno centro de Jerez hasta que el cuerpo aguante. Una alternativa muy necesaria entre la amplia y algo homogénea oferta nocturna de la ciudad.
Don Pepón (calle Arcos, 42, Jerez) abre de miércoles a domingo a partir de las 20:00 horas hasta cierre.