Suena She loves you de The Beatles en un local donde Jimi Hendrix, Bruce Springsteen, Bob Marley o Michael Jackson observan desde grandes retratos cómo un hombre está a punto de zamparse medio costillar. Janis Joplin es inmortal en la lista de reproducción y en la pared de Gastrobar Rock Café, un restaurante familiar en El Puerto que lleva por bandera eso de “larga vida al rock and roll”.
Por si acaso hace falta aclararlo. “Aquí no ponemos reggaetón, y no tengo nada en contra de él”, dice Jose Luis Gómez, de 50 años, natural de Barcelona pero con la familia repartida entre Cádiz y Jerez. Tras más de 30 años de experiencia en el mundo de la hostelería y haber regentado varios negocios por toda España, el 2 de marzo de 2018 inició una nueva aventura junto a su hermano, Fernando Gómez, y su madre.
Al lado del Castillo de San Marcos, abrió este negocio alemán, español y americano donde no solo ha plasmado sus gustos musicales. “Es una opción más en la Ribera del Marisco para salir del pescaíto”, comenta frente a una fotografía de Red Hot Chili Peppers.
La familia decidió apostar por el estilo rockero que ya había probado en Alicante en este local, su primer negocio abierto en la provincia gaditana. “Mi hermano se ha dedicado durante muchos años a la música y quisimos poner este concepto musical”, cuenta a lavozdelsur.es.
De sus paredes cuelgan guitarras eléctricas, una batería y un sinfín de fotografías de los clásicos del rock de todos los tiempos. Bob Dylan, Tina Turner o Kiss tienen un hueco en el local que la familia decoró con esmero antes de su apertura —incluida la pintura. Jose Luis señala el cuadro de Jim Morrison situado junto a la barra. “Hay gente que lo ha confundido con Camarón”, ríe el hostelero al que no se le olvidó colocar un retrato de Enrique Bunbury, mítico de Héroes del Silencio que un día se personó por sorpresa en el gastrobar.
“Vino con su familia y se puso a buscar su foto, la tenemos”, comenta. En sus mesas se han sentado otros artistas gracias a los conciertos de la sala Milwaukee, a dos pasos del local, y a los eventos organizados en el Castillo. Músicos, grupos de amigos y padres con hijos han probado los platos que ofrecen en su amplia y variada carta.
Al ritmo de Guns N' Roses, los comensales dan bocados a sándwiches de gran tamaño, trozos de pollo deshuesado a la parrilla o al codillo al horno al estilo alemán, que es uno de los platos estrella junto a las costillas a baja temperatura. “Hemos viajado mucho por el mundo y hemos querido concentrar comida alemana, americana y nuestra”, explica Jose Luis mientras en la cocina ya marchan las primeras comandas.
Más de 16 tipos de ensaladas, varias parrilladas de carnes, Frankfurts, salchichas con denominación de origen, tapas —”de las de dos euros”— o hamburguesas componen su propuesta gastronómica, que se puede degustar a cualquier hora. En este gastrobar la cocina no cierra, permanece abierta desde las 12.00 hasta la medianoche. “Es un concepto que parece no estar muy extendido por la zona, aquí las cocinas cierran muy rápido”, observa.
Adela, una de las camareras ataviadas con un look rockero, lleva una hamburguesa elaborada con especias picantes a una mesa. Otra mujer ya está lista para hincarle el diente a su hamburguesa moruna. “Todas las hacemos con un pan especial hecho con cerveza, son caseras”, dice el regente, que también dispone de pan sin gluten.
"No compramos alitas congeladas"
Según sostiene, “todo es casero, no compramos ni fingers ni alitas congeladas, los elaboramos aquí”. Y cuentan con opciones veganas de hamburguesa y Frankfurt. El sol entra por uno de los ventanales del local e ilumina una copa de cerveza de bodega recién servida. “Esos barriles no son decoración”, añade Jose Luis, que instaló la única bodega de cerveza de Estrella Galicia que hay en el centro de El Puerto. A esta se suma una gran variedad tanto de grifo como en botellines, desde Ipas hasta unidades belgas, checas y alemanas.
Familias con hijos pequeños y abuelas de ochenta años se acercan al gastrobar atraídos no solo por el ambiente sino también por “los precios asequibles, hemos afilado el lápiz para que todo el mundo pueda repetir”. Algunos van hasta tres veces en la semana. “Creo que la gente joven viene por la comida y no por la música”, comenta Jose Luis, que durante el invierno organiza conciertos de grupos locales que versionan éxitos todos los domingos por la tarde.
A estos eventos de música en directo no faltaba una clienta fiel de la que el hostelero guarda un recuerdo especial. Hace poco falleció de cáncer, con poco más de cuarenta años, y su espíritu rockero perdura en aquella esquina donde ella siempre se sentaba.
“En uno de los cumpleaños que celebró aquí le regalaron ese cuadro de Iron Maiden que me trajeron y he puesto en el lugar donde siempre estaba”, cuenta. Personas que “dejan huella” y que hacen posible que el gastrobar continúe con temas de AC/DC a todo volumen. “Estos grupos ahora se ven como estrellas pero antes eran los raros que estaba revolucionando todo”, dice.
Constancia, horas y ganas de seguir siendo el raro de la bajada del Castillo.
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