Llevaba huérfano el jerezano parque del Retiro más de un año. Desde el verano de 2017 se echaba en falta su kiosko, ese donde tomar un refrigerio a la sombra de sus árboles en los calurosos meses estivales, o un café caliente cuando llegaban los fríos del invierno. La espera ha sido larga para sus vecinos y los asiduos de esta zona verde que, afortunadamente, también ha visto recuperar recientemente su fuente.
El proceso de adjudicación por parte del Ayuntamiento se ha demorado más de lo deseado, sobre todo a raíz de desavenencias entre el Consistorio y el anterior adjudicatario. Sin embargo, este pasado 22 de agosto abría sus puertas el nuevo El Kiosko, tras más de tres meses de obras y una concienzuda reforma debido al mal estado que presentaban las abandonadas instalaciones.
Elisabeth Jiménez es la nueva concesionaria del Kiosko. Serán 15 años los que tenga por delante para explotar las coquetas instalaciones que ahora cuentan con una terraza cubierta para cuando lleguen los meses de frío y lluvia. Jiménez explica que su idea es la de ofrecer un lugar que preste servicio a un público eminentemente familiar, que a la postre ha sido el que habitualmente ha frecuentado el kiosko del Retiro.
La nueva dirección del establecimiento ha querido ampliar la oferta hostelera, más allá de desayunos, meriendas y tentempiés. Ahora se ofrece una carta en la que abundan las frituras, sobre todo de pescaito, que se sirve en cartuchos de papel, ya sea para consumirlos en la terraza o llevárselos a casa. La chacina, con el jamón, el queso y los chicharrones también están presentes, así como una variada oferta de sándwiches en pan de focaccia y hamburguesas, además de platos pensados para los vegetarianos.
“Ofrecemos una presentación diferente en los platos y priorizamos sobre todo la calidad de los productos”, explica Elisabeth. El mobiliario también quiere diferenciarse del que suele encontrarse en muchos bares, que tira de mesas y sillas con publicidad cervecera. En definitiva, la propietaria explica que su idea es asemejarse a los clásicos bistró franceses, estos son, pequeños locales con comidas de calidad y a precios asequibles.
En verano, el horario de apertura se extiende desde las ocho y media de la mañana hasta las doce y media de la noche, por lo que se sirven desde desayunos hasta cenas, pasando por almuerzos y meriendas —El Kiosko cuenta también con una amplia oferta de dulces de La Rosa de Oro—, mientras que en invierno la idea es mantener la apertura desde primera hora de la mañana hasta las ocho de la tarde. “Como no serviremos cenas en esa época, queremos reforzar las primeras horas del día, introduciendo desayunos continentales y brunch, algo que no se ve por aquí”, explica Jiménez.
De momento, el público ha acogido con ganas la reapertura del kiosko e incluso Elisabeth reconoce que el día de la inauguración “esto se convirtió en una feria de la gente que había”.
El Kiosko abre de martes a domingos, de 8:30 a 00:30 horas en verano. En invierno se mantendrá abierto hasta primeras horas de la tarde-noche.