Un trozo de cartón. “Lo paso por el asa, y para casa”. Rafael Rodríguez, madrileño, sujeta un objeto que ha revolucionado la forma de transportar una paella a domicilio. Un invento de su propia cosecha hecho con este sencillo material parece ser la fórmula para trasladar este manjar a las mesas sin derrames o quemaduras. Las tapas llevapaella han nacido en Chiclana, a unos cuantos kilómetros de la Comunidad Valenciana, destino por excelencia del socarrat. Concretamente, en el restaurante Mis Paellas, ubicado en la carretera de La Barrosa, junto a la urbanización Los Gallos.
“Hay recipientes de 45, 50, 60 centímetros, y esta tapa sirve para todas las medidas. Un solo elemento, un montón de tamaños. Y ocupan muy poco”, dice Rafael desde el local que regenta junto a su pareja Maya Hamiani, de madre alemana y padre marroquí. Juntos decidieron emprender en 2013 un nuevo proyecto que se alejaba de sus sectores laborales. Maya estudió empresariales en Suiza y, después de trabajar en una inmobiliaria, acabó en un banco, en Altea, municipio de la provincia de Alicante. “Llegué a España en el 98 por amor, no sabía nada del idioma” recuerda desde la barra.
Fue en ese rincón valenciano, hace 18 años, donde conoció a Rafael, que, por entonces, era director comercial de una empresa de construcción. Cuando le trasladaron al sur, ella decidió seguirle hasta que formaron una vida juntos cerca del mar. Sin embargo, él se quedó en el paro en plena crisis económica, así que no tuvo más remedio que reinventarse.
“A veces, cuando abres un negocio quieres hacer una cosa tan distinta que la gente no te entiende, yo decidí dedicarme a algo que todo el mundo entendiera, el arroz”, comenta el madrileño mientras prepara los fogones.
El negocio arrancó, como ellos dicen, “poco a poco”. Así que solían utilizar papel de aluminio para tapar los pedidos, hasta que empezaron a cocinar más de cinco paellas al día. “No daba tiempo, necesitaba contratar a alguien solo para tapar paellas, era tedioso. Era muy lento, entonces, empezamos a pensar una solución”, explican. Con el tiempo, su propuesta culinaria se hizo un hueco en la hostelería de la zona, llegando a hacer arroz para 160 personas en un día, en temporada veraniega.
“Nos hacía falta algo muy eficiente y rápido”, comenta Maya. Por esa razón, optaron por buscar una solución y cubrir esa necesidad con sus propios medios. Rafael cogió un compás, y empezó a diseñar modelos que fueran útiles. A base de prueba y error, tras cinco años dándole vueltas al coco, consiguieron patentar en 2020 esta tapa fabricada por hosteleros, para hosteleros. La pareja solventó su problema y el de sus compañeros de sector, que en cuanto conocieron el producto no dudaron en probarlo.
"Es el papel de periódico del siglo XXI"
“Parece algo muy novedoso, pero realmente hacemos el papel de periódico del siglo XXI. Antiguamente, las paellas se tapaban con un papel de periódico, esto viene a ser lo mismo, pero con un cartón con garantías sanitarias que absorbe el exceso de humedad”, detalla.
El invento ha tenido más repercusión de la que esperaban. Incluso ha sido galardonado en dos convocatorias, nacional e internacional: el Premio Liderpack 2023 y el Premio Worldstar 2024. “Hemos competido con empresas muy grandes que fabrican 7.000 cajas por hora, con estudios especializados de diseño”, dice Rafael, que está sorprendido porque su idea haya llamado tanto la atención.
Bajo estos cartones se conservan a diario las paellas que la pareja elabora, hasta ocho tipos en su carta. Hay para todos los gustos, con carne, con marisco, con alitas de pollo picantes o el Señorito, la más demandada. “Ahora estoy pensando en hacer fideuá de pulpo, siempre vamos evolucionando”, dice el madrileño desde la cocina, donde acaba de echar el arroz en la paellera (o paella, como dicen los valencianos).
Las tapas no solo las usan en su restaurante, desde su lanzamiento, son muchos los locales y caterings que las han adquirido en toda España y en países como Inglaterra, Suiza, Portugal, Francia o Alemania. Hasta les llamaron del Concurso Internacional de Paella Valenciana de Sueca, uno de los más importantes dedicados a este plato.
“Se pueden personalizar sin tener que comprar muchas unidades. Nos da mucha alegría que restaurantes como El Faro de El Puerto u otros que llevan 50 años haciendo arroces, usen nuestra tapa”, comenta la pareja. En el local, Maya prepara la mesa mientras Rafael mide meticulosamente los tiempos y los ingredientes, algo que llevan haciendo más de una década. Tiempo considerable para que se hayan ganado las visitas de clientes nacionales que repiten cada año.
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