Hace pocas semanas, con motivo de la elaboración de un reportaje sobre la Ruta del Mosto del Aljarafe, visitamos en Umbrete Bodegas Salado. He de reconocer que se me cayó un poco el alma al suelo al ver el antiguo e histórico casco de esta bodega familiar fundada en 1810, prácticamente desmantelado, y las viejas botas de roble, desmontadas para la basura. Ahora se va a montar allí un salón de celebraciones.
Coincidí días atrás con Rafael Salado en uno de esos eventos gastronómicos tan frecuentes en nuestra ciudad, con cara de circunstancias me dijo: "Mira, yo he dejado la bodega en manos de mis hijos y tengo que ser consecuente con esa decisión para no entrometerme en su manera de llevar las cosas". No estoy totalmente de acuerdo con mi amigo, hay que delegar, pero los consejos de la generación con más experiencia siempre son necesarios.
Hablé además con mi también buen amigo Fran León, director comercial de Salado, quien me habló de la obra que se está haciendo en la bodega y los nuevos planes previstos, la verdad es que han construido una pequeña sala de barricas muy coqueta y una nueva tienda estupenda. En esa apuesta por la garrido fino, la uva característica del Aljarafe sevillano, la nueva generación de la familia ha suprimido varias hectáreas de viñedos, centrándose en Finca las Yeguas, viñedos que la familia posee en el término de Carrión de los Céspedes, y donde se tiene previsto construir una nueva bodega siguiendo los parámetros de los vinos de finca de alta calidad.
Todo ello me hizo reflexionar sobre los cambios que se están produciendo últimamente en el pequeño mundo del vino sevillano. Por ejemplo, sin salir del mismo Aljarafe, estamos expectantes ante la deriva de una bodega también familiar y tan histórica como Bodegas Góngora de Villanueva del Ariscal, en la misma familia desde el siglo XIX pero con raíces en el siglo XVI, y que hace unos meses ha pasado a ser controlada por una multinacional británica del mundo de los seguros. La intención de la nueva empresa era "remodelar la imagen de nuestros vinos y restaurar las instalaciones para construir un hotel y revitalizar la zona de celebraciones", según nos comentó su nueva gerente, Rocío Romero, esposa de José Manuel González, consejero delegado en España de Howden Broking Group.
En la Sierra Norte también ha habido movimientos recientemente. Bodegas Fuente Reina es una bodega que hunde sus raíces en el siglo XVII con la crianza de viñedos en la histórica finca Purísima Concepción. La bodega como Fuente Reina se funda en 1930, siendo la primera andaluza en embotellar un tinto, el Fuente Reina Reserva 1943. Se revitalizó en 1998 con la llegada de dos riojanos, Óscar Zapke e Íñigo Manso de Zúñiga, lanzando su primer vino, 8.000 botellas de un Cabernet en 2002. Desde entonces han puesto en el mercado algunos de los vinos más interesantes de la provincia. A finales del pasado 2023, vendieron la bodega al propietario de la destilería, también de Constantina, que elabora la Ginebra Exótica 1890; quedamos a la expectativa.
Los movimientos en las bodegas de la Sierra Norte comenzaron con el traspaso de la propiedad de la bodega de Cazalla de la Sierra, Colonias de Galeón, una pionera en la revitalización de los vinos de la comarca de la mano de sus anteriores propietarios y fundadores, Elena Viguera y Julián Navarro, a quienes, por cierto, creo que no se les ha reconocido públicamente su labor lo suficiente. Ahora, en manos de Instituto Español, los vinos han ido experimentando una total renovación.
Podríamos seguir con el devenir de bodegas, con nuevas creaciones y con otras que han perdido fuelle en el camino. Pero centrémonos ahora en la gestión comercial y de imagen de unas bodegas, casi todas formando parte de la Asociación de Elaboradores de Vinos y Licores de la Provincia de Sevilla, que, en mi modesta opinión, apuestan poco por la promoción de calidad. Quiero decir que la gestión de la asociación tal vez ha sido siempre poco ambiciosa en cuanto a iniciativas privadas, cediéndolo casi todo a ir de la mano de la Diputación Provincial, a la que hay que elogiarle la labor hecha al respecto desde hace años, viajando a ferias y promociones turísticas a puntos de España y el extranjero.
La Diputación, a través de Prodetur, ha llevado siempre una representación de los vinos de la provincia en sus promociones gastronómicas, además de organizar las muestras en el patio de su sede en el antiguo cuartel de la Puerta de la Carne, además del concurso anual de vinos y licores de la provincia. Conforme con que los recursos de las bodegas por sí mismas son limitados, pero quizás con una gestión dedicada full time a la gestión y promoción de las mismas, podrían conseguirse mayores logros. Bien es verdad que alguna de estas bodegas tienen sus limitadas producciones prácticamente vendidas, es el caso de Bodegas La Margarita de Constantina, donde la constante labor de Raúl Fernández la ha posicionado como una de las bodegas con mayor éxito de público.
Una de las acciones que las bodegas deberían emprender quizás sería un salón de vinos más profesional y donde las catas se realizaran en copas adecuadas, el Patio de la Diputación a veces resta más que suma debido a las condiciones de servicio. Un salón bien organizado y con medios a la altura de otras muestras de vinos que se realizan en la ciudad, atraería a más profesionales de la hostelería que, lamentablemente, están ajenos a otros eventos del sector sevillano de vinos.
Decía un antiguo jefe mío que "para qué vamos a inventar nada, fijémonos en los que triunfan", sin estar de acuerdo del todo, no deja de tener buenas razones. No voy a hablar de Francia, que nos saca años luz en la promoción de sus vinos, pero atentos al fenómeno del vino en California, todo el que recuerde la película Entre copas habrá visto cómo se las gastan los yanquis en sus bodegas con el tema del enoturismo. En Rioja y Ribera de Duero tomaron nota hace tiempo. Nuestros paisajes y nuestro clima son propicios la mayor parte del año para el disfrute turístico de las bodegas, los viñedos y sus paisajes. Un establecimiento de rutas, coordinado con los restaurantes de cada comarca, que, dicho sea de paso, deberían prestar más atención a los vinos locales, podría dar buenos resultados.
El vino sevillano en los bares y restaurantes de la provincia
Acabamos de tocar otra de las claves, el vino sevillano en los bares y restaurantes de la provincia. Desde hace unos años en España se ha producido una ruptura del casi duopolio ejercido por Rioja y Ribera de Duero, denominaciones llamadas "emergentes" han ido colocando sus vinos en el mercado, ayudadas por el prestigio y las buenas puntuaciones en las guías del sector. Bierzo, Priorato, Somontano, Rueda, Rías Bajas, por unos motivos u otros, han escalado en cuanto a posicionamiento de sus vinos.
La hostelería local, sobre todo ese sector digamos que de "nueva hostelería", mayoritariamente dirigida por jóvenes chefs formados en escuelas especializadas y con un bagaje nacional en internacional de buenos restaurantes, comenzó a introducir en cartas y pizarras de vinos cosas diferentes provenientes de la gran diversidad de zonas vinícolas nacionales. Pero parece que tras los rigores sufridos a causa de la crisis originada por la pandemia, la hostelería se ha vuelto a refugiar, en gran parte, en vinos clásicos, fáciles para el gran público y de precios muy económicos.
Tenemos varias comarcas vinícolas y bodegas representativas de cada una de ellas. Hemos hablado del Aljarafe y de la Sierra Morena sevillana, pero no nos olvidemos de la comarca Guadalquivir Doñana, con excelentes bodegas como Halcón con sus vinos generosos o González Palacios, ambas de Lebrija. Sin olvidar La Campiña, donde justo al lado de Sevilla, en Alcalá de Guadaira, Vermut Florum elabora uno de los mejores vermuts de España. Iniciativas dentro del vino sevillano que no dejan de crecer, como la reciente creación, por parte de una animosa pareja enamorada del vino, de Bodegas Solana de la Bernarda en Alanís. Suerte a todos.