Desde que en el año 2015 la Zambomba de Jerez —y de Arcos— fuera declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía, esta forma de celebrar la llegada de la Nochebuena y la Navidad se ha convertido en un auténtico revulsivo económico y social, que ha provocado una eclosión importante en muchos aspectos.
Y tal es la dimensión que ha tomado la Zambomba durante estos últimos años, que no son baladí los argumentos de aquellos que piensan que, aparte del caballo, el flamenco, el vino y el Mundial de Motociclismo, la ciudad se ubica en el escaparate nacional a golpe de carrizo, guitarra y pandero.
Que hay un auge de la Zambomba es algo que ya no escapa a nadie. Pero mientras en la ciudad aumentan las polémicas sobre cómo deberían realizarse, cuándo y cómo, lo que es irrefutable es que debemos considerarla como un elemento más de la Marca España, a pesar de que el Estado mandara ‘a la venta’ en 2021 esta iniciativa que tenía como objetivo mejorar la imagen del país en el extranjero y entre los propios españoles.
Al mismo nivel que otras celebraciones patrias, sólo hay que darse una vuelta por las redes sociales para comprobar en primera persona como la Zambomba ejerce de embajadora de la Navidad según Jerez en lugares como Madrid y sus alrededores, Zamora o Bilbao, por no hablar de las ocho provincias andaluzas o incluso de ciudades autónomas como Ceuta.
Flamenkería en Ronda
Juan Manuel Moneo en Zamora
Ezequiel Benítez en Toro (Zamora)
Zambomba de Jerez de Tertulia Flamenca de Ceuta
Pedro Garrido ‘Niño de la Fragua’ en Majadahonda (Madrid)
No obstante, hay que destacar que este asunto no es nuevo. Desde hace largo tiempo esta forma de celebrar la Navidad según Jerez ha sido protagonista de más de uno y más de dos espectáculos, sobre todo en el norte, gracias a la Fundación BBK en Bilbao. Aquí un ejemplo de lo que decimos.
El 23 de diciembre de 2016 un elenco de artistas jerezanos conformado por Niño de la Fragua, Manuel de la Fragua, Paco ‘El Gasolina’ (hijo), Manuel Moneo Carrasco, Juanillorro, Gema ‘La Cantarota’, Sandra Rincón, Coral de los Reyes al cante y Domingo Rubichi y Juan Manuel Moneo al toque eran los encargados de llevar la Zambomba de Jerez al otro lado del sur:
El hecho es claro: la eclosión por el territorio nacional de la Zambomba ha generado que en la actualidad los artistas locales encuentren un nicho de mercado y actividad donde antes tenían tiempo libre o lo dedicaban a asuntos familiares.
Cierto es que hay reuniones de amigos que durante estos días se buscan unos cuartos para pasar lo mejor posible unas fechas donde se resiente cualquier bolsillo, pero no es menos cierto que en muy poco tiempo se ha pasado de una actividad artística prácticamente nula – salvo ocasiones muy concretas- a que haya serios problemas para encontrar artistas con fechas libres para componer los distintos cuadros, tanto en Jerez como más allá de sus fronteras.
Pero centrándonos en lo que nos ocupa, que es la generación de cultura identitaria y musical de la Zambomba, dentro y fuera de las fronteras jerezanas, hoy en día se ha convertido por derecho propio en un elemento singular que gana consistencia por cada año que pasa. Y aquí tenemos que destacar algo fundamental: las Zambombas no son exclusivas de Jerez o de Arcos, pero sí que en estos lugares tienen una gran singularidad que las hace diferentes.
Y esa identidad diferenciadora que exporta Jerez cada diciembre tiene base en varios hechos. Uno de ellos puede ser en el apego a la tierra por parte de quienes tuvieran que marchar a otros territorios en su día. Y otro de ellos, que podríamos considerar como fundamental, pueder ser la manera que tuvo de ‘colarse’ en muchos hogares jerezanos, de Andalucía y de España - gracias a quienes estaban en la diásporta- la colección discográfica Así Canta nuestra Tierra en Navidad.
Esta colección que hace 40 años comenzó a editar la Caja de Ahorros de Jerez con el coro de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces es, a todas luces, un bastión fundamental para que la Zambomba haga más Marca España en estos últimos años - y décadas- que muchas otras disciplinas folklóricas y populares.
Son innumerables los villancicos rescatados por el equipo de conformó Parrilla de Jerez, con la producción de Juan Pedro Aladro y su empresa Cinterco, bajo el amparo de una de las cajas de ahorros más antiguas de España y que hoy en día regenta su patrimonio una obra social con sede en Sevilla y que poco o nada ha querido hacer por esta colección. Bueno sí. Una sí que ha hecho para celebrar esta efeméride: llevar a María del Monte al Teatro de la Maestranza como directora de algo tan lejano para ella como el tiempo que tiene ya a sus espaldas aquella sevillana que la llevara a la fama.
Menos mal que, al igual que la vida siempre se abre camino como un rio cuando busca por donde abrirse paso, la Zambomba de Jerez goza de una salud ahora mismo envidiable. Agoreros aparte – que en flamenco siempre los ha habido- de lo que más debemos alegrarnos en estos días es que Navidad, Jerez, Zambomba y diciembre van unidos de la mano por muchos rincones de España.
Nuestros artistas han sabido convertirse en los embajadores de una de las mayores herencias musicales que se nos ha legado en el folklore y el flamenco: el cancionero popular. Y lo que antes se cantaba sólo en casa o los patios de vecinos, hoy en día llena teatros y auditorios. Además, la eclosión de la Zambomba ha provocado que al cancionero popular no paren de añadírsele páginas con nuevos villancicos.
El tiempo dirá cuáles se quedarán para siempre y cuáles no. Pero mientras tanto, para orgullo patrio, jerezano y de los artistas que ‘comen’ en diciembre, la Zambomba se ha convertido en algo que ya no sólo es un bien cultural, sino que también es un bien que debemos de cuidar. Todos.